LA “MILLENNIUM SUPER CUP”: AVENTURAS EN INDIA
Studio
2100 fue una empresa de márketing deportivo encabezada por la india Hena
Juneja. A mediados de 2000 se propusieron organizar por vez primera en India un
torneo internacional de selecciones de primera línea, que posicionara el fútbol
en la milenaria nación, y que abriera importantes oportunidades de expansión
del deporte rey en un país de mil millones de personas que contaba con
fantásticas instalaciones para la práctica del fútbol, pero que por otro lado
carecía de trayectoria en el concierto mundial (India ocupaba el lugar 122 de
la clasificación FIFA a fines de 2000). La idea de Juneja encontró,
naturalmente, apoyo en el carismático presidente de la federación india de
fútbol Priya Ranjan Dasmuchi, que confió en el primer gran proyecto deportivo
de Studio 2100 que prometía hacer jugar en India a Camerún (campeón olímpico en
Sydney 2000), Chile (con Iván Zamorano y Marcelo Salas como líderes), Uruguay
(con su historia de copas y medallas a cuestas), Yugoslavia (cuartofinalista de
la Eurocopa 2000) y una serie naciones que aseguraban al menos, un campeonato atractivo:
Sudáfrica, Nueva Zelanda, Trinidad y Tobago y Japón; además de los dueños de
casa. Por otra parte, se esperaba invitar a naciones asiáticas que atrajeran un
importante flujo de espectadores a los estadios en que se jugaría el evento
(Bangladesh, Indonesia, Qatar y Bahréin). Todo caminaba bien. Se imprimieron
los afiches, se hicieron reportajes, se promocionó el evento y naturalmente, se
firmaron los contratos con las diversas federaciones que asistirían en enero de
2001 a la tierra de Gandhi.
En
el caso de Chile, que gestó su participación con la intercesión de Alfredo
Asfura en India; se pensó en asistir al torneo por la posibilidad de reanimar a
una selección que había tenido un difícil año 2000 con eliminatorias rumbo a
Japón y Corea 2002 que la ubicaban en séptimo lugar con 10 puntos, a lejanas
quince unidades del cómodo líder Argentina. Además de cerrar la participación
eliminatoria, 2001 ofrecía Copa América en Colombia, por lo que el torneo en
tierras asiáticas aseguraba un mínimo de tres partidos, la posibilidad de
probar esquemas y jugadores, integrar elementos de la selección olímpica de
Sydney, y empezar a renovar el camarín tras el mundial de Francia 98. Otro tema
importante era el aspecto monetario, que garantizaba U$75 mil a nuestro país,
sin contar los montos extras por avanzar de fases. En India, se veía a Chile
como favorito junto a Yugoslavia y los organizadores aun confiaban en la
participación de la dupla “Za-Sa” en el torneo (de hecho, Iván Zamorano
aparecía en el afiche promocional del evento y declaraba el 20 de septiembre de
2000 “Voy a estar allá con mi equipo, en
Calcuta, la ciudad de la Madre Teresa. Les deseo éxito a todos en el torneo”).
Otras versiones de prensa hablaron también de negociaciones con Portugal,
Holanda, Alemania, Turquía, Grecia y Bulgaria, además de invitar a Michel
Platini y Pelé al torneo.
La
promoción de la “Milennium Super Cup” avanzaba a paso firme, se destinaron las
sedes: Kochi (con el estadio Jawaharlal Nehru con
capacidad para 60.000 personas); Goa (Estadio Fatorda, para 35.000
espectadores) y Calcuta (con el imponente Salt Lake Stadium para 120.000
personas); se invitó a los colegios (se regalaron tres mil tickets diarios en
escuelas de las ciudades sedes). Ranjan exultante declaraba “La AFC (nota: Confederación Asiática de Fútbol, por su sigla en inglés) está viendo a India como sede importante”.
Se avizoraba un campeonato de primera categoría que buscaría perpetuarse en el
tiempo.
Sin
embargo, comenzaron los problemas.
En
diciembre, cuando hubo que definir las delegaciones participantes, y así
elaborar el fixture, asomaron los primeros inconvenientes entre Studio 2100 y
los países que en principio habían asegurado su participación. El primero en
dar la voz de alerta, al amenazar con bajarse del torneo fue Camerún. En su
condición de principal invitado, habían aumentado sus exigencias económicas a
un piso de U$150 mil; lo que molestó a la organización que no tardó en congelar el concurso de los campeones
olímpicos. Incluso Colombia se sumó como eventual invitado, y en India se
hablaba de la presencia de Faustino Asprilla, Freddy Rincón y Anthony De Ávila
como los grandes “ganchos” de la presencia cafetera. ¿Y Chile? A la negativa de los clubes
italianos de facilitar a Iván Zamorano, Marcelo Salas y David Pizarro (Inter,
Lazio y Udinese, respectivamente), se sumó la dificultad del entrenador Nelson
Acosta para poder armar un plantel que estuviera en condiciones de interrumpir
su descanso y partir a una experiencia tan exótica como cansadora. El 19 de
diciembre de 2000, el seleccionador chileno declaró “Hasta ahora tengo 11 (jugadores) seguros, me faltan 9, creo que esto se va a solucionar, sino, le
daremos preferencia a la gente joven… A nadie han autorizado, incluso acá
cerca, en Argentina, también habrían problemas. A (Alejandro) Osorio de Estudiantes de La Plata, parece
que tampoco lo prestan. Entonces cuando no están se quejan, y cuando están en
la selección no los prestan”. Yugoslavia, que había prometido la
participación de al menos cuatro jugadores presentes en la Eurocopa 2000,
finalmente no llevaría a ninguno de ellos. Ante esto, el técnico balcánico
Ilija Petkovic señaló: “¿Quién dice que
estos chicos vendrían? Es de común conocimiento que ninguno de quienes juegan
en Europa fueron autorizados por sus respectivos clubes a jugar en esta época
del año… pero no subestimen a quienes vienen, es nuestro equipo para el futuro”.
Babu Mathar (secretario general de la Federación de Fútbol Profesional Indio,
IPFA) dijo a mediados de diciembre “La
copa Millennium está adquiriendo toda la dimensión de una farsa”, mientras
que la señora Juneja admitía “A partir
de un sueño hecho realidad, ya ha adquirido ribetes de pesadilla. Estoy triste
porque hemos decepcionado a la gente y a los equipos”. Finalmente, con las
deserciones y no confirmaciones de Qatar, Sudáfrica, Nueva Zelanda y Trinidad y
Tobago, el sorteo deparó los siguientes grupos (En paréntesis, el ránking FIFA
en diciembre de 2000):
Grupo A (a jugarse en Kochi): Yugoslavia (10),
Bosnia Herzegovina (78), Irak (79) y Bangladesh (151).
Grupo B (a jugarse en Kochi): Uruguay (32),
Islandia (50), India (122) e Indonesia (97)
Grupo C (a jugarse en Goa): Rumania (13),
Camerún (39), Jordania (105) y Hong Kong (123)
Grupo D (a jugarse en Calcuta): Chile (19),
Uzbekistán (71), Japón (38) y Bahréin (138).
El formato de
participación sería simple, avanzando dos equipos por grupo a cuartos de final.
Que se jugarían uno en cada sede, repitiéndose Calcuta, que se adueña de
semifinales y definiciones finales, asumiendo llenos en el imponente estadio de
la ciudad. Pero diciembre no se acabó tan fácil para los organizadores,
surgiendo otros percances con delegaciones ya confirmadas: Indonesia, que ante
la imposibilidad de llevar su selección nacional, quiso presentarse con un
equipo representativo (el Hartap) en
el que siete de los 18 jugadores de la delegación eran extranjeros, fue
rápidamente descartada por la organización (y no jugaron la copa). Irak también
desistió de participar, poniendo como insólita excusa el delicado momento de
salud del dictador Saddam Hussein, que eventualmente tendría muy preocupados a
los jugadores. Japón comunicó en pleno diciembre que sería representado por un
equipo universitario, Uruguay por una selección “B” (dirigida por Antonio Alzamendi)
y Rumania lo mismo que los charrúas. Camerún finalmente, no superó las
diferencias económicas con la organización, y al igual que Indonesia e Irak no
tomaron parte del torneo, que a esas alturas no había logrado conseguir
auspiciadores internacionales de renombre, por lo que decide negociar con un
sponsor tradicional del cricket en India, (Sahara) que asegurase un piso
económico (se desconocen los montos) para renombrar el torneo como “Sahara Cup
Millennium Soccer”. Desde 1999 la Sahara Cup de cricket no se jugó por los
problemas políticos entre India y Pakistán, lo que motivó el patrocinio de este
torneo de fútbol
La selección chilena
partió el 8 de enero rumbo a Calcuta, donde esperaba el hotel Airport Ashok
como centro de operaciones de la delegación, dirigida por Marco Araya
(dirigente penquista) y compuesta por Pablo Hoffmann, Carlos Chandía (en
insólita medida, se solicitó la presencia de un árbitro por país pero Chandía
no dirigió ningún partido del torneo, debiendo la delegación chilena absorber los
gastos de traslado y alojamiento del referee). El cuerpo técnico lo encabezaba
Nelson Acosta, con su preparador físico Ítalo Traverso, Gustavo Huerta y el
paramédico Eduardo Urrutia. Los jugadores que representaron a nuestro país
fueron:
ARQUEROS: Marcelo Ramírez (Colo Colo) y Javier
Di Gregorio (Coquimbo Unido)
DEFENSAS: Cristian Álvarez (UC), Andrés Oroz
(Santiago Morning), Rafael Olarra (Univ. de Chile), David Henríquez (Colo
Colo), Alex Von Schwedler (Univ. de Chile) y Moisés Villarroel (Santiago
Wanderers)
MEDIOCAMPISTAS: Rodrigo Tello (Sporting de
Lisboa), Claudio Maldonado (Sao Paulo), Rodrigo Meléndez (Cobreloa), Marco
Villaseca (Colo Colo), Alejandro Osorio (Estudiantes de La Plata), Rodrigo
Núñez (Santiago Wanderers), Mauricio Rojas (Santiago Wanderers), Francisco
Arrué (Santiago Morning) y Cristian Uribe (Benfica)
DELANTEROS: Héctor Tapia (Perugia), Fernando
Martel (Santiago Morning), Sebastián González (Colo Colo) y Marco Olea (Audax
Italiano).
Como
se aprecia, una lista en que destacaban varios “extranjeros”, pero en la que
predominaba la juventud y el recambio. Sólo Ramírez y Villarroel sobrevivían de
Francia 98 y el resto estaba ávido de encontrar una oportunidad en 2001, sin
siquiera imaginar lo tortuoso que sería la temporada para la selección.
Obviamente,
a más de dieciocho años los recuerdos de la incursión asiática son difusos, sin
embargo, hay consenso en que la expedición por India no fue finalmente una
buena decisión. Cristian Álvarez evoca “No
fue una buena decisión hacer ese viaje. Yo bajé cinco kilos estando allá
producto de no saber qué comer para que no me haga mal. Me pasé la estada a
puro pan con mantequilla y Coca Cola,
además, las cosas se perdieron (nota: el equipaje de la delegación se
desvió a Johannesburgo, y solo pudo ser recuperado un día antes del debut) y hubo que andar usando la misma ropa
prácticamente tres días… solo queda la experiencia de lo pintoresco y la
seguridad de que hoy en día no pasarían estas cosas”. En la misma línea del
defensa de la UC, Rodrigo “Kalule” Meléndez señala que “estar en India sorprendió porque era otra cultura, se veía la pobreza
de una forma brutal… finalmente queríamos devolvernos lo antes posible a Chile”.
Una visión distinta a la de los jugadores es la de Pablo Hoffmann, uno de los
hombres fuertes de la ANFP en aquel momento. El actual dirigente de O’Higgins
indica que “la participación en India
fue una muy buena idea, porque se dio opción a nuevos jugadores” respecto
de los temas administrativos, Hoffmann indica que “al llegar a India, se tuvo el cuidado de empezar a cobrar
inmediatamente lo pactado, de hecho Chile fue la única delegación a la que se
le canceló íntegramente lo acordado”. El jefe de la delegación, arquitecto
Marco Araya sostiene “el viaje fue
positivo, pese a que India no es un país futbolizado, y que a los estadios
apenas llegaban veinte mil personas… tuve que hacerle una inducción a los
jugadores sobre lo que se iban a encontrar allá desde el punto de vista social
y cultural… y finalmente, los malos momentos vividos con la organización se
soslayaron con la cálida atención que se recibió de las personas que rodeaban
la delegación”.
Así
y todo, y tras postergar el debut (fijado en principio para el 10 de enero), se
jugó el primer partido de la selección, ante “Japón XI” (denominación para
señalar el carácter amateur de los nipones). El partido enfrentó a Chile ante
un buen rival, que disimulaba su amateurismo pero que no pudo hacer mucho ante
la experiencia de nuestra selección. Diez minutos tardó Chile en adueñarse del
trámite del partido, manejándolo a su antojo. Pese a ello, la primera gran
ocasión fue para los orientales en pies de Masaki Fukai, pero su intento fue
abortado por la defensa chilena. A los 19 minutos avisó Héctor Tapia, y a los
26 fue el turno de Cristian Uribe, que disparó a portería. A los 34 minutos se
produjo el gol chileno: Fernando Martel centró para Moisés Villarroel quien
acomodó el balón para Tapia que batió al arquero japonés Takahara. El segundo
tiempo no tuvo la intensidad del primero, y pese a los intentos orientales de
acercarse a Marcelo Ramírez, el marcador no cambió. Los primeros tres puntos
fueron para Chile.
Sahara Cup Millennium Soccer, 13 de enero de
2001.
Estadio Salt Lake, Calcuta
20.000 espectadores aprox.
Nota: no hay información oficial sobre el
árbitro.
CHILE 1: Marcelo Ramírez; Cristian Álvarez, Alex
Von Schwedler, David Henríquez, Rafael Olarra; Marco Villaseca, Moisés
Villarroel, Cristian Uribe (Mauricio Rojas), Francisco Arrué (Rodrigo Núñez);
Héctor Tapia y Fernando Martel. DT: Nelson Acosta
JAPÓN XI 0: Toshiyasu
Takahara; Hiroyuki Kobayashi, Mitsuru Chiyotanda, Satochi Horinouchi, Hirakawa
Tadaki; Naokata Hanyu (Jun Sakai), Masaki Fukai, Nobumitsu Yamane, Ota Keisuke,
Takuya Mikami, Kenji Yoshimura (Yoshimasa Fujita) DT. Takii Toshiro
GOL: Héctor Tapia (34’)
Tras el debut triunfal, tocó enfrentar rápidamente
(dos días después) a Bahréin que había caído en el debut con Uzbekistán por
5-0. Obviamente un triunfo chileno aseguraba el avance a cuartos de final,
alargando la estada en India y aumentando la expectativa por llegar a
instancias finales de la copa, que había caído en un descrédito total. El grupo
1 se había definido entre Yugoslavia y Bosnia, eliminado al débil Bangladesh.
El desinterés del torneo era evidente y sólo 214 entradas se habían vendido
para el duelo de bosnios y bangladesíes. Los dueños de casa fueron despachados
por Uruguay e Islandia por idéntico marcador (3-0) y Hong Kong no sobrevivió en
el grupo 3, viendo pasar de ronda a “Rumania XI” y Jordania. Chile, en el único
grupo con cuatro equipos, tuvo un duro fixture, jugando sus tres duelos en
lapso de seis días.
El segundo partido fue similar al anterior en el
trámite, y solo contabilizó para los rivales una llegada al inicio del partido,
obra de su solitario atacante Yusuf Aamer. Chile golpeó en los momentos
precisos en cada tiempo, gracias a Tapia y Martel, que casi sellaron con sus
goles el paso a cuartos de final, porque todavía debía jugarse con Uzbekistán y
los seis puntos obtenidos auguraban una segura clasificación.
Sahara Cup Millennium Soccer, 15 de
enero de 2001.
Estadio Salt Lake, Calcuta
10.000 espectadores aprox.
Árbitro: P. K. Bose (Indonesia)
CHILE 2: Marcelo
Ramírez; Cristian Álvarez (Rodrigo Núñez 33’), David Henríquez, Alex Von Schwedler,
Rafael Olarra; Marco Villaseca, Rodrigo Meléndez, Cristian Uribe (Moisés
Villarroel 66’), Francisco Arrué (Sebastián González 69’); Héctor Tapia y
Fernando Martel. DT: Nelson Acosta.
BAHRÉIN 0: Rahman
Abdullah; Basel Sultan Karim, Ali Aamer, Faizal Aziz Mohammed (Rashid Rahman
46’); Khalid Abdulla, Abdullah Mazooqi, Arif Razak, Ghazi Majed, Anwar Yousuf
(Yousuf Khamees 83’); Adel Abbas (Salman Isa 79’); Yusuf Aamer. DT: Wolfgang
Sidka.
GOLES: Héctor Tapia (28’); Fernando
Martel (81’)
Sin pie para el descanso, se vino el
partido con los uzbekos, que debían vencer a Chile para avanzar. Lo importante
de clasificar a cuartos era que en cualquier evento (primero o segundo en el
grupo) Chile no se movería de Calcuta, evitando el desgaste de viajar a otra
sede. El 17 de enero, la selección aseguró con un nuevo 2-0 el paso invicto y
sin goles en contra a la ronda de los ocho mejores donde esperaba Islandia. Los
goles surgieron de una bien urdida acción de Arrué con Villaseca que éste
finaliza con toque sutil ante el arquero Kaharov. El segundo tanto encontró a
los asiáticos jugados en pos del empate y esta vez la asociación fue entre
Meléndez y González.
Sahara Cup Millennium Soccer, 17 de
enero de 2001.
Estadio Salt Lake, Calcuta
15.000 espectadores aprox.
Árbitro: S. Salerajan (Malasia)
CHILE 2: Marcelo
Ramírez; Moisés Villarroel, David Henríquez, Alex Von Schwedler, Rafael Olarra,
Marco Villaseca, Rodrigo Meléndez, Cristian Uribe (Andrés Oroz); Francisco
Arrué (Sebastián González); Héctor Tapia y Fernando Martel (Rodrigo Núñez). DT:
Nelson Acosta.
UZBEKISTÁN 0: Oleg
Kaharov; Shukra Kurbanov, Leonid Koshelev, Asror Alikulov, Evgeni Zakutilin;
Otabek Primatov, Aleksey Klikunov, Bahadir Annamatov, Yuri Nikitov, Aleksey
Zhdanov (Timur Kapadze), Oybek Usmankhodjaev (Shukhrat Mirkholdarshaev) DT:
Inileev Rauf
GOLES: Marco Villaseca (40’); Sebastián
González (85’)
Con la clasificación consumada, la
tranquilidad de quedarse en Calcuta (aun cuando otras delegaciones disfrutaban
las bondades del golfo de Arabia en la costa occidental) fue un bálsamo para
una delegación que ya presentaba el cansancio amplificado por las situaciones
extra futbolísticas que rodearon la campaña chilena en la cancha.
El partido contra Islandia, por
cuartos de final, también corrió el riesgo de suspenderse, aunque no desde la
vereda nacional. Pasó que la delegación islandesa tuvo problemas en el
desplazamiento desde Kochi a Calcuta (separados por casi 700 km), lo que se
sumó a problemas con los pagos a la delegación europea, que acusaba solo el
recibo de 20 mil de los 75 mil dólares pactados. Sin embargo, tras solucionar
los problemas, se jugó el partido, que pese a finalizar con triunfo chileno por
2-0, dejó como saldo la suspensión de Marco Villaseca y Cristian Uribe para el
duelo de semifinales con Bosnia, pese a los reclamos de la delegación chilena
que solicitó que se aplicase el criterio de la copa del mundo en cuanto a “limpiar” las amonestaciones después de
la fase de grupos. En el caso de Bosnia, ellos también debieron lamentar la
ausencia de Ikanovic y Oldic, debido a acumulación de tarjetas, en el duelo en
que los balcánicos eliminaron a Uruguay “B” 3-2. Los otros cuartos de final se
resolvieron con triunfo de Yugoslavia sobre Rumania “B” por 2-0 y de Japón XI
por 4-0 a Jordania.
Sahara Cup Millennium Soccer, 20 de
enero de 2001.
Estadio Salt Lake, Calcuta
11.230 espectadores
Árbitro: Hassan Marshoud (Jordania)
CHILE 2: Marcelo
Ramírez; David Henríquez, Alex Von Schwedler, Rafael Olarra, Moisés Villarroel;
Marco Villaseca, Rodrigo Meléndez (Cristian Álvarez 85’), Cristian Uribe
(Francisco Arrué 81’), Fernando Martel (Mauricio Rojas 62’); Sebastián González
y Héctor Tapia. DT: Nelson Acosta.
ISLANDIA 0: Gunnieifur
Gunnleifsson; Indridi Sigurdsson (V. Gunnarsson 80’), Bjarni Thorsteinsson,
Sverrir Sverrisson, Gunnanlaugur Jonsson, Clafur Orn Bjarnasson, Sigurvin
Olafsson (H. Bjarnason 57’); Thorhallur Orn Hinriksson, Tryggvi Gudmundsson;
Gudmundur Benediktsson (S. Gislason 80’) y Gylfi Einarsson. DT: Atli Eovaldsson
GOLES: Sebastián González (37’, 50’)
La previa de las semifinales (que
además ofreció el partido de Yugoslavia con Japón XI) fue la instancia elegida
por la delegación chilena para hacer sentir su malestar a la organización de la
copa. Marco Araya, recuerda que en la ocasión se hicieron llegar cuatro puntos
específicos referidos a dificultades referidas al trato hacia los chilenos:
1.- Malas condiciones de estada en el
hotel.
2.- Problemas con los pagos pactados.
3.- Torneo que no tuvo reconocimiento de
la FIFA. Además, se refutó a Priya Ranjan (presidente del fútbol indio) quien
señaló que Chile había llevado un equipo B. (ante esto, la delegación respondió
dando a conocer la trayectoria de los jugadores que tenían muchos partidos
internacionales)
4.- Trato injusto desde el punto de
vista reglamentario. Chile jugó tres partidos en fase de grupo, lo que tuvo
como resultado mayor cantidad de tarjetas amarillas, que se acumularon y no
borraron para cuartos de final.
El partido con los bosnios acusó el
cansancio de los chilenos, que como se mencionó, no contaron con Marco
Villaseca que había sido uno de los puntos altos del mediocampo chileno. Lo
cierto es que la defensa chilena se vio muy dubitativa esa jornada y soportó
con muchas dificultades los embates de los europeos, que pudieron irse al
descanso fácilmente 2-0 arriba. Para el complemento la cosa no cambió mucho, y
junto con no crear situaciones de gol, se debió lamentar la primera conversión
en contra en el torneo (en el peor momento). A los treinta minutos del segundo
tiempo Dzelaudin Muharemovic batió a Marcelo Ramírez y sentenció la llave.
Chile, debía empezar a pensar en el bronce, con Japón XI (que cayó un día
después 1-0 con los yugoslavos).
Sahara Cup Millennium Soccer, 22 de
enero de 2001.
Estadio Salt Lake, Calcuta
20.000 espectadores aprox.
Árbitro: Hassan Marshoud (Jordania)
CHILE 0: Marcelo
Ramírez; Cristian Álvarez, David Henríquez, Alex Von Schwedler, Moisés
Villarroel, Rafael Olarra; Rodrigo Meléndez, Andrés Oroz, Fernando Martel
(Marco Olea 75’); Héctor Tapia (Francisco Arrué 68’) y Sebastián González. DT:
Nelson Acosta.
BOSNIA 1: Adnan Guso;
Sasa Papic, Munever Rizuic, Delibur Nedic; Zehrudin Kanazovic, Milan Ozren
(Sewad Zeric 77’); Admir Adzem, Sead Seferovic, Mirsad Beslija (Nihad Sadibasic
81’); Almedin Hota, Dzelaudin Muharemovic. DT: Husnija Arapovic.
GOLES: Dzelaudin Muharemovic (75’)
Claramente, la decepción se instaló
en el equipo chileno. La sensación de haber estado tan cerca de alcanzar la
final se analizó netamente desde una perspectiva futbolística, pues muchos
jugadores en la delegación estaban claramente cansados y con urgencia de
regresar a Chile. Tras perder con Bosnia (en día lunes 22), había que preparar
el juego por el tercer lugar el jueves 25. Sin embargo, el martes 23 comienzan
los problemas. Mientras Hena Juneja declaraba que la copa había significado un
gasto de 170 millones de rupias (cerca de U$2,8 millones de hoy) frente a
escuálidos 50 millones de rupias de ingresos por televisión (U$800 mil), se
mantenía la esperanza de mantener el torneo y llevarlo a Bangladesh en el
futuro; los dirigentes chilenos gestionaban el pago del saldo pendiente, que
alcanzaba los U$55 mil, y ya delineaban la eventual no presentación al juego
por el tercer lugar ante Japón, debido a los montos impagos. Aun cuando la
organización amenazó con denunciar a Chile por incumplir el contrato, la
delegación nacional tendría como argumento los cuatro puntos señalados
anteriormente a fin de justificar la decisión, junto con una queja formal a la
FIFA. Por su parte, Nelson Acosta consultó a los jugadores sobre el no jugar el
jueves 25 ante los nipones, lo cual encontró eco en el plantel que a esas
alturas, como dice Cristian Álvarez “quería puro volver a Chile”. Marco
Araya complementa: “después de todo el tiempo que los jugadores llevaban en
India, con desplazamientos cortos pero incómodos, en buses sin ninguna
comodidad, con un clima complicado, creemos que faltó efervescencia para
disputar ese partido”. Tras el almuerzo, el día martes ofreció más tensión
con los chilenos, que aguardaban la respuesta de la organización del torneo
para recibir los pasajes que llevarían a la delegación con destino a Santiago.
Cuando los japoneses regresan al hotel tras caer en la segunda semifinal ante
Yugoslavia, comenzaron a constatar que el juego por el bronce no se jugará,
adhiriendo a la determinación chilena. Cerca de las 21 horas sale humo blanco.
La organización aceptó no jugar el partido por el tercer lugar, repartiendo el
premio de U$50 mil entre los contendientes. El miércoles 24 de enero de 2001,
en vez de planificar la definición de consuelo, los jugadores chilenos
emprenden el retorno a casa después de quince días de periplo. Quedará como
anécdota el entrevero de Hoffmann con Hena Juneja, gritando a viva voz en el hall del hotel cuando se le comunicó que
la organización haría un descuento de 10% de los premios pactados por concepto
de impuestos. La discusión sorprendió a la delegación chilena en los momentos
que se discutía qué hacer. Fue la síntesis perfecta del caos dirigencial,
organizacional y deportivo que rodeó la Copa Sahara Millennium, que entre
paréntesis fue obtenida por Yugoslavia, que derrotó 2-0 a Bosnia el jueves 25
de enero en el imponente Real Salt Lake Stadium de Calcuta.
Así, finalizó un torneo que tuvo
equipos retirados, recalendarización, estrellas que no aparecieron, clubes
boicoteando selecciones, pérdida de equipajes, y un largo listado de
contratiempos que marcaron corta vida para la competición. Studio 2100 también
tuvo poca existencia y Hena Juneja se alejó de la producción de eventos,
yéndose a trabajar a Bollywood (la
enorme industria cinematográfica india) y dedicándose a la venta de productos
de belleza. Con el tiempo, el fútbol en India se mantuvo en el mismo nivel que
antes de 2001, estableciéndose casi en una tercera línea futbolística. Solo el
nacimiento de una superliga paralela a la liga oficial (en 2014) reverdeció el
interés por el fútbol en la segunda nación más poblada del mundo.