Alguien podrá recordar la primera copa de Peñarol, cuando en semifinales debió ir a un partido de desempate con San Lorenzo, que desistió de su localía, y donde solo pudo batir a Olimpia sobre el final. O el mismo Manya que en 1966 debió luchar ante su acérrimo rival en semifinales, y sobreponerse a dos goles de desventaja ante River en el partido de definición. Tampoco fue menor el recorrido del Racing de José en 1967: semifinales durísimas ante River, Colo Colo y Universitario, imponiéndose ante los peruanos en una definición en Santiago. Y en la final, 0-0 en Avellaneda y 0-0 en el Centenario ante Nacional. Nuevamente Santiago sería el escenario para que la Academia pudiera celebrar.
Otros dirán que el camino de Independiente en 1973 no fue sencillo. A pesar de arrancar en semifinales, solo eliminó a San Lorenzo en un dramático encuentro en Avellaneda, y la historia ante Colo Colo en la final es bien conocida: polémica por dónde se la mire. Solo celebraron en el alargue del partido de definición. O en 1975, donde tras las semifinales, el Rojo, Central y Cruzeiro finalizaron con 4 puntos, avanzando Independiente por solo un gol de diferencia. Y el Flamengo de 1981 tampoco fue campeón así caminando: faltando 2 fechas en el grupo, debía rescatar 3 puntos para recién optar al desempate con Atl. Mineiro. Ganó a Cerro y empató con Olimpia, empatando luego con sus compatriotas y avanzando por mejor diferencia de gol. Luego en la final, Zico dejaría sin chances a un novel Cobreloa.
Dos años más tarde, Gremio debió sufrir en demasía para superar las semifinales. Luego de que un diezmado Estudiantes le empatara, debía rezar para que el pincha no ganara en Cali. Por TV vieron ese 0-0 que los puso ante Peñarol en la final y donde solo se coronarían a falta de 10 minutos. Por otro lado, todo lo que envolvió a Argentinos en 1985 tuvo tintes épicos: primera fase ante gigantes cariocas y un molestoso Ferro. Solo pudo clasificar en un desempate ante los de Caballito, luego de dos triunfos en Río de Janeiro. En las semifinales, tuvo un comienzo dubitativo con empates ante Independiente y Blooming. Estaba obligado a ganar el último partido en Avellaneda y eso hacía hasta el minuto 89, cuando se cobró un penal para el Rojo. Fue allí cuando se hizo grande la figura de Enrique Vidallé, atajando el disparo de Marangoni e instalando al Bicho en la final. Allí, ante América de Cali se vivió otra eliminatoria de miedo, campeonándose solo en un partido de definición y a penales.
También lo de Vélez en 1994, que tuvo que pasar por 3 definiciones a penales antes de coronarse, una de ellas con un 'match point' en contra ante Junior. O Cruzeiro en 1997 que arrancó con 3 derrotas, debió pasar por penales ante El Nacional y estaba siendo eliminado por Colo Colo en semifinales. Y Boca en 2007 que, salvo la final, también tuvo un sendero tortuoso, clasificando en el último partido del grupo tras derrotas en Toluca y Cuzco. En cuartos arrancó empatando de local ante Libertad, y solo Riquelme aseguró el paso en Asunción. Y en semifinales, tuvieron la difícil misión de remontar un 3-1 ante el sorprendente Cúcuta. También Liga, que al año siguiente solo ganó 1 de sus últimos 6 partidos.
El trayecto de Internacional el 2010 igual fue memorable en ciertos momentos. Avanzar ante Banfield, Estudiantes -de manera infartante- y Sao Paulo gracias a los goles de visita, cimentó un camino de épica que coronó ante Chivas. O Santos al año siguiente, cuando estaba obligado a ganar los últimos 3 partidos del grupo. Lo hizo, y luego pasó con lo justo ante América, Once Caldas y Vélez. Lo de Atlético Mineiro en 2013 tampoco se puede olvidar: penal atajado en los descuentos ante Tijuana, para luego remontar dos llaves y vencer por penales (Newell's y Olimpia). Y para finalizar, lo de San Lorenzo el año pasado, cuando prácticamente estaba eliminado en la fase de grupos y tuvo enfrente a dos gigantes como Gremio y Cruzeiro que supo derrotar.
Todas historias de sufrimiento, que hicieron de esas victorias tener un sabor más dulce. Sin embargo, nada se iguala a lo de River Plate en el año 2015. Venía como uno de los grandes favoritos tras obtener merecidamente la Copa Sudamericana del año anterior, y a la vista, tenía un grupo accesible con San José y Aurich. Sin embargo, el comienzo fue de terror y tras 5 duelos, estaba en el último lugar del grupo, con 4 puntos, obligado a ganar a los bolivianos y que Tigres no dejara que el club peruano no ganase en Chiclayo. Y el milagro se dio, tras idas y vueltas y un sorprendente 4-5 en Perú. La misión estaba cumplida y lo que se avecinaba era más chocante: octavos ante el rival más clásico de todos, que sacó puntaje perfecto en la fase de grupos. Un triunfo por la mínima, más la estupidez que en este blog no tiene cabida, le dieron el boleto a cuartos. Allí, Cruzeiro les dio una bofetada triunfando en el Monumental, pero la calidad del equipo del Muñeco se sobrepuso y cuajó una noche histórica en Belo Horizonte. Luego, las virtudes del equipo, más la frescura de las nuevas incorporaciones, permitió a la Banda sobreponerse cuando el panorama se ponía complicado, alzando por tercera vez el trofeo máximo, la Copa Libertadores de América.
No hay comentarios:
Publicar un comentario