domingo, 13 de enero de 2013

Copa Libertadores: campeones que apenas clasificaron


En el presente artículo, revisaremos aquellas campañas clasificatorias que no solo se destacan por lo apretado en su ejecución, sino porque permitieron además darles cupos a equipos que luego marcarían un hito en la historia de la Copa. Estas son los cuatro inicios de procesos más importantes.

PEÑAROL 1960
El primer campeón de América tuvo que sufrir mucho para clasificar a la Copa. Para el recién creado torneo, el representante uruguayo debía ser el campeón del torneo nacional de 1959, que disputaron reñidamente hasta el final el carbonero, Nacional y Racing de Montevideo. A la última fecha llegaron Peñarol y Nacional con 24 puntos, mientras que Racing con 22. El manya venció a Racing por 2-0, mientras que Nacional logró triunfar ante Rampla Juniors. Así, los dos principales equipos orientales terminaban empatados en puntos, obligando a un encuentro definitorio. Este se jugaría el 20 de Marzo de 1960, incorporando Peñarol a Alberto Spencer, por entonces un desconocido delantero ecuatoriano. Nacional alegó que no podían incluirse refuerzos, ya que se trataba de la continuación del campeonato de 1959. Sin embargo, la asociación uruguaya autorizó a Peñarol y este logró vencer sobre el final del partido al Bolso, gracias a los tantos de Luis Cubilla y Carlos Linazza (que había llegado junto con Spencer). Así, Peñarol se coronaba campeón y obtenía el único cupo uruguayo para disputar la primera Copa Libertadores de América. Luego de tres meses, Peñarol estaría levantando el cetro continental en una apretada final ante Olimpia para inscribirse en la historia.



INDEPENDIENTE 1964
Independiente fue el primer campeón argentino en la Libertadores. Logró los títulos de 1964 y 1965. Sin embargo, la clasificación a la Copa guarda una gran polémica. En 1963, llegó a la última fecha con dos puntos de ventaja ante River. El Rojo recibiría a San Lorenzo, mientras que el Millonario haría lo propio con Argentinos Juniors. River cumplió con su labor, y ganó por 3-2 a los bichos de la Paternal. Pero el encuentro entre Independiente y San Lorenzo pasaría a la historia por dos hechos: primero, lo expresivo del marcador y, segundo, el escándalo arbitral. El Bambino Veira había anotado la primera cifra para los gauchos de Boedo en un encuentro en que el árbitro Valverde era muy permisivo con el juego brusco del equipo de Avellaneda. Con este clima adverso, San Lorenzo no pudo sostener la ventaja que celebraba River, y le dieron vuelta el resultado con un penal dudoso de por medio. La violencia de Independiente continuaba, al igual que la pasividad del referee, con lo cual los jugadores de San Lorenzo decidieron boicotear el partido y no luchar más. Así,  vieron como el Rojo anotaba uno y otro gol, hasta llegar a la cifra de 8-1. La guinda de la torta la puso el Coco Rossi, que en un arrebato de ironía, luego de centrar desde la mitad de la cancha, clavó un autogolazo en el ángulo de su arquero Irusta. Era el 9-1 definitivo. 9-1 que no solo coronaba a Independiente como campeón, sino que le daba los cupos para la Copa Libertadores de 1964, donde nacería toda su exitosa campaña internacional.



INDEPENDIENTE 1972
De nuevo el Rojo. De nuevo sobre el final. Esta vez no hubo escándalo, sino que solo una remontada heroica y una definición electrizante. Para la Copa Libertadores de 1972, los representantes del fútbol argentino serían el campeón del Torneo Nacional (Rosario Central) y el ganador de la definición entre el campeón del Torneo Metropolitano 1971 (Independiente) y el subcampeón del Torneo Nacional del mismo año (San Lorenzo). Para obtener ese campeonato Metropolitano, Independiente debió sufrir en demasía. Es más, a la última fecha llegó Vélez como líder, con un punto sobre el conjunto de Avellaneda. Un Vélez dirigido por el chileno Andrés Prieto y comandado por Carlos Bianchi. En el final, el Fortín no pudo en casa ante Huracán, mientras que Independiente se coronaba ante Gimnasia de La Plata como local, con goles de Maglioni y Pastoriza. Luego, en diciembre de aquel año, nuevamente sería San Lorenzo el equipo a vencer para clasificar a la Copa. Lograrían el triunfo con un apretado 1-0, anotado nuevamente por el Pato Pastoriza. Gol que le permitió clasificar a la Copa de 1972. Gol que le permitió empezar a escribir la leyenda más exitosa en toda la historia de la Copa.



SAO PAULO 1992
El gran Sao Paulo de Telé Santana clasificó sufridamente a la Copa Libertadores. Tuvo que luchar su cupo en el torneo nacional, donde participaron 20 equipos en una rueda. Los 4 mejores clasificados accedían a un liguilla final, donde el equipo paulista fue el primero en obtener su cupo. Los restantes equipos serían Bragantino, Fluminense y Atlético Mineiro. En semifinales, les correspondía enfrentarse al conjunto mineiro, donde en los dos partidos no se sacaron ventajas. Por su posición en la tabla del torneo regular, Sao Paulo obtuvo el pase a la final, donde lo esperaba Bragantino, otro equipo paulista. En un ida y vuelta muy parejo, solo el gol conseguido en la ida por Mario Tilico pudo desnivelar la balanza para el equipo de Santana en desmedro del dirigido por Carlos Alberto Parreira y que tenía a Mauro Silva como principal figura. De este modo, el Sao Paulo de Zetti, Cafú, Zago, Raí, Müller, etcétera, pudo obtener pasajes para la Copa, donde conseguirían su primer título y además dejar una huella como uno de los mejores equipos en toda la historia del fútbol mundial.


Por Luis Armandoski

jueves, 10 de enero de 2013

Copa Libertadores: Colo Colo vs. Universidad de Chile, el clásico que nunca fue


Durante la historia de la Copa Libertadores de América, los choques entre Peñarol y Nacional, Olimpia y Cerro Porteño, Boca y River, América y Deportivo Cali, Barcelona y Emelec, por citar algunos ejemplos, han sido muy frecuentes. Las dos primeras parejas se explican particularmente por el poderío incontrarrestable de aquellos equipos en su competencia local, lo que se ha relativizado en las últimas décadas. El resto, rivalidades históricas con diferentes razones. Con este contexto, es curioso que se hayan presentado clásicos regionales (como Central vs. Newell’s y Blooming vs. Oriente Petrolero) y no el mayor partido de Chile, Colo Colo vs. Universidad de Chile. Muchas veces estuvieron a punto de hacerlo, en otras no. En los períodos de máximo esplendor albo, la U flaqueaba, y viceversa.
En el presente artículo, revisaremos los tres momentos en que este clásico estuvo a punto de encontrarse en el máximo torneo continental de clubes en Sudamérica.

1980
En 1973, sí, la mítica Libertadores del 73, estuvo cerca de producirse el encuentro. Bastaba que en la última fecha la U venciera a O’Higgins, que no se jugaba nada, en Rancagua, y que Unión Española no venciera como visita a San Felipe, el campeón vigente. No ocurrió ni lo uno ni lo otro, y fueron los hispanos los que consiguieron el segundo cupo. Siete años más tarde, la oportunidad fue mucho más clara, y con el mismo rival en el camino. Corría 1979 y Colo Colo se adjudicaba con holgura el campeonato. Era el equipo de Caszely y Vasconcelos, más la magia de Mané Ponce y Carlos Rivas, dirigidos por Pedro Morales. Lo secundaron a distancia, separados todos por dos puntos, Cobreloa, Unión Española, Universidad de Chile y O’Higgins, teniendo todos la posibilidad de disputar el segundo cupo continental en una liguilla.



Se jugaría todos contra todos y la U del Tata Riera debutaba con un empate ante los de Rancagua. Luego, vencería estrechamente a Cobreloa y Unión Española, mientras O’Higgins hacía lo mismo. Con esto, azules y celestes empataban en puntos y debían definir en un partido de desempate. El equipo de O’higgins venía de disputar la Libertadores ese año, y tenía un equipo de grandes jugadores: Leyes, Gatica, Valenzuela, Serrano, Bonvallet, Quiroz, Neira, Ahumada, Vargas, todos dirigidos por Orlando Aravena. Era el 04 de Enero de 1980 en el Estadio Nacional atiborrado de gente cuando Waldo Quiroz, figura celeste, consiguió el único tanto del partido a los 79’ de juego, dando pasajes a O’Higgins a su segunda Copa Libertadores consecutiva.



Junto con Colo Colo, los rancagüinos integrarían el grupo 5, conformado también por los paraguayos de Olimpia y Sol de América. La U de Carballo, Hoffens, Bigorra, Quintano y Socías, en tanto, debía resignarse a la opción de volver a la Copa, lo que habría provocado por fin el duelo ante sus principales rivales, Colo Colo. 



1999
En 1981, Cobreloa le ganó por un punto la liguilla a los azules y evitó el clásico en la Libertadores siguiente. En 1983, Magallanes fue el verdugo y en 1993 Unión Española amagó la esperanza azul. Pero más cerca estuvo a fines de siglo, cuando la definición del campeonato de 1998 fue electrizante. Luego de una amplia ventaja que alcanzó Colo Colo respecto de los azules, esta se acortó en las últimas fechas, dejando solo para el final el desenlace del torneo. Última fecha y el triunfo de la U sobre Audax obligaba a Colo Colo vencer a Iquique en el Monumental. Lo logró, pero no antes sin sufrir como pocas veces se recuerde. El gol del Murci Rojas no solo le daba el título a Colo Colo, sino que también el primer cupo a la Copa Libertadores de 1999. Los azules se debieron conformar con la liguilla y el primer escollo sería Deportes Concepción, equipo sensación de aquel año. Los dirigidos por Roberto Hernández vencieron tanto en Concepción como en el Nacional, consiguiendo el paso a la definición del cupo, donde enfrentarían a Universidad Católica que a su vez había dejado en el camino a Cobreloa. La ida quedó en blanco y todo se decidiría el 23 de Diciembre. La U formaría con Roberto Rojas, Castañeda, Ricardo Rojas, Fuentes, Aros, Arancibia, Musrri, Valencia, Rodríguez, González y Maestri. Esa noche nuevamente las vallas resultarían invictas y debían definir al clasificado mediante lanzamientos penales. Álex Varas contuvo los remates de Leo Rodríguez y de Cristián Castañeda, propiciando la celebración cruzada tras el último remate de Rodrigo Ríos. Así, la Universidad Católica se instalaba nuevamente en la Copa Libertadores, integrando el grupo de Colo Colo, Universitario y Sporting Cristal.



2005
Con el formato de la Copa ya cambiado, el año 2005 nuevamente Colo Colo y Universidad de Chile estuvieron a punto de reeditar el clásico local a nivel internacional. Por haberse consagrado en el Apertura 2004, los azules consiguieron un cupo directo a la segunda fase de la Copa, la fase de grupos, donde también estaban Sao Paulo y The Strongest. El cuarto equipo del grupo se definiría en una llave de ida y vuelta entre el tercer mejor puntaje en la temporada 2003/04 del fútbol argentino y el mejor puntaje de la fase regular del Clausura 2004 del campeonato chileno. Así, los representantes serían Quilmes y Colo Colo. Los albos eran claros favoritos, tanto que ya se preparaban los duelos con el clásico rival, surgiendo problemáticas como el escenario de los partidos. Sin embargo, la historia sería distinta. La ida se jugaría en Buenos Aires, con un aburrido 0-0. La fiesta estaba lista en el Monumental una semana después, más aun cuando Mauricio Donoso convertía mediante tiro libre gracias a la complicidad del arquero Pontiroli. Minutos más tarde, Diego Torres alcanzaría el empate, lo que le daba la clasificación gracias al gol de visita marcado. Pero a la media hora de juego llega un momento clave: Desábato se disfraza de arquero y es expulsado. Aceval anota el penal cayéndose y todo era felicidad para el pueblo albo. La clasificación estaba ahí, el clásico también. Sin embargo, una desafortunada acción en el segundo tiempo no lo permitió y Miguel Riffo anotó en propia puerta. El elenco de Marcelo Espina no pudo sobreponerse pese a tener un jugador más y a la presencia de la revelación del equipo: Matías Fernández, que venía de clasificar al Mundial Sub 20. Llegó el término del partido y la celebración cervecera, que volvía a disputar una fase grupal en Libertadores tras 26 años. Celebración que aplazaba indefinidamente la posibilidad de ver un Colo Colo vs. Universidad de Chile en el máximo torneo continental.


Vale mencionar que en la Copa MERCOSUR del año 1999 se vieron las caras en la fase grupal, con un triunfo colocolino y un empate. En cuanto a la Libertadores, con el nuevo formato de Copa es muy difícil que dos equipos del mismo país se encuentren en alguna llave. Por ello, quizá pasen muchos años para que podamos ver el clásico chileno en este, el torneo más importante del continente.

Por Luis Armandoski

miércoles, 9 de enero de 2013

Campeonato Sudamericano de Campeones 1948: el puntapié de la fiesta sudamericana


La historia de la gloriosa Copa Libertadores de América se remonta al año 1960, cuando Peñarol se adjudicó la primera edición del certamen. Sin embargo, doce años antes, en la ciudad de Santiago de Chile, se realizaría el que sería el punto de partida de esta historia, en un torneo que concitaría la atención futbolera sudamericana en un manojo de estrellas.

Afiche y trofeos del torneo

Luego de la realización de algunos torneos de verano – sobre todo en Santiago en 1942 y 1943, con la participación de Colo Colo, Magallanes, River Plate, Peñarol, Rosario Central y Racing Club -, quedó rondando la idea de generar un torneo de carácter oficial a nivel sudamericano, convocando a los mejores equipos de cada confederación. El presidente de Colo Colo, Robinson Álvarez, hizo suya esta idea y logró organizar un torneo para el año 1948, denominado Campeonato Sudamericano de Campeones. Aprovechando que ese año no había torneo sudamericano de selecciones (en esa época se realizaba casi uno anualmente) e inspirado en la vieja Copa Mitropa (Copa de Europa Central) el Estadio Nacional sería el alma de la fiesta. Participaron siete equipos de la cita, congregando a una gran cantidad de estrellas.

Reportaje televisión brasileña, con la participación de Sebastián Salinas

COLO COLO

Participó como organizador y vigente campeón de la liga chilena. Ganó cómodamente el campeonato de 1947, con figuras como Jorge Peñaloza, Pedro Hugo López, Juan Aranda, Alfonso Domínguez, Francisco Urroz, Gilberto Muñoz y Manuel Machuca, todos bajo el mando de Enrique el Tigre Sorrel. Machuca, Peñaloza y Urroz habían participado en el reciente Sudamericano de Guayaquil, donde Chile  finalizó cuarto. También participaría Raimundo Infante, que junto con otros futbolistas como Hernán Fernández, Carlos Varela y Daniel Chirinos, reforzarían al conjunto albo para este certamen. Las expectativas eran altas; un fracaso incluso podría llevar a la ruina del club, dado la inversión en el evento. El debut sería complicado, logrando apenas empatar con Emelec de Ecuador. Solo logró triunfos ante Litoral de Bolivia y Nacional de Uruguay. Ante los primeros, Alfonso Domínguez anotó el último gol en su exitosa carrera alba. Ante los segundos, en tanto, la crónica desmenuza un triiunfo producto de la casualidad. Posteriormente, empataría ante Vasco da Gama y caería sorpresivamente ante Municipal y ante River Plate. Rondaba en el ambiente albo un dejo de disgusto y cansancio por participar en el torneo, con un clima tensionado dentro del club producto de la excesiva carga hacia los jugadores. Quizás por ahí se pueda explicar el bajo desempeño del conjunto anfitrión.



Colo Colo en el empate ante Vasco da Gama

LITORAL

Este conjunto boliviano fue invitado como el flamante ganador de la Copa de La Paz de 1947. Dentro de su nómina, hubo muchos que participaron en el reciente Sudamericano de Selecciones, como también en la próxima Copa del Mundo realizada en Brasil, dos años más adelante. A saber, Víctor Celestino Algarañaz, Duberty Araoz, Víctor Brown, José Bustamante, Antonio Greco, Benigno Gutiérrez, Eulogio Sandoval, Severo Orgaz y Roberto Capparelli. Este último sería la figura de los bolivianos en el torneo y sería transferido luego al The Strongest. 
No les fue como esperaban en el torneo y cosecharon solo derrotas, salvo por el 3-1 propinado a Emelec, que les sirvió para no cerrar la tabla de posiciones del cual sería el primer torneo sudamericano de clubes. De ahí en adelante, la historia del club se vincularía solamente con la Asociación local de su ciudad, sin obtener nunca un lugar de relevancia entre los grandes equipos de su país.

Litoral (a rayas) enfrentando a Municipal

NACIONAL

Campeón de la Liga uruguaya en 1946 y 1947, el Bolso fue invitado a participar de este gran evento. Era una época donde Peñarol en algo recobraba su jerarquía, luego del conocido Quinquenio de Oro del Tricolor, donde a principios de los cuarenta atropelló al resto de sus rivales. Nacional fue cómodo campeón de los dos torneos ya mencionados, con una clara distancia ante los carboneros. En 1948, en tanto, lideraba nueve¡amente el campeonato, hasta que una huelga de jugadores no permitió que se concluyera la liga. Para el campeonato en Santiago contó con su principal figura, el montevideano Walter Gómez, luego figura en River Plate y Palermo de Italia. Además, el Tricolor se dio el lujo de presentar algunas figuras que participarían luego en el Mundial de 1950, transformándose ni más ni menos en campeones del mundo. Eusebio Tejera, Schubert Gambetta, Aníbal Paz y Rodolfo Pini, fueron parte de la justa en Santiago, no sabiendo que en dos años más todo el mundo centraría la atención en ellos. El entrenador era Ricardo Faccio, con gran pasado como futbolista en el Bolso y en el Inter de Milan. En el torneo de Ñuñoa cumplieron una destacada actuación. A pesar del tropiezo ante Vasco da Gama, se dieron el gusto de vencer cómodamente a la Máquina de River en un clásico esperado de aquellos tiempos. La derrota ante los dueños de casa en un partido que debieron ganar, no le permitió luchar por el título, pero un tercer lugar en un torneo tan laureado como este no dejo disconformes a los orientales. El mejor equipo de Uruguay de la época no desentonó.

EMELEC

Para los años cuarenta en Ecuador aún no se contaba con un torneo profesional de fútbol. En ciertas ciudades se realizaban campeonatos locales, como en Guayaquil. Allí, el Emelec era uno de los protagonistas principales. Gozaban de una muy buena banca, con lo cual los mejores jugadores podían integrar sus filas. Por ello, en aquella época se les conoció como Millonarios.Con estos antecedentes, los eléctricos -por ser el equipo de la Empresa Eléctrica de Ecuador-, fueron invitados a participar en el primer torneo oficial a nivel de clubes en Sudamérica. Tenían jugadores de lujo, como Enrique Moscovita Álvarez, que incluso jugó en Argentina y Chile. Además, varios de los integrantes de su plantilla recién habían terminado de competir del Sudamericano de Selecciones realizado en el propio Guayaquil. La lista era integrada principalmente por Félix Leyton Zurita, Jorge Henríquez, los hermanos José Luis y Antonio Mendoza (de origen panameño), Eduardo Ortiz, Ricardo Riveros y el goleador José María Chivo Jiménez. El entrenador era el chileno Renato Panay. En el debut, sorprendieron a Colo Colo, el dueño de casa, y se pusieron inesperadamente por 2-0 arriba en el marcador. La tardía reacción alba no permitió que Emelec fuera el primer triunfador en un partido sudamericano. Luego del debut se vinieron abajo y perderían todos los partidos siguientes, algunos por goleada. Sin embargo, ese año pudieron revalidar su condición de campeones del Guayas y empezar a forjar una historia que los encumbra como un de los clubes más poderosos de Ecuador.

Moscovita Álvarez, antes de jugar contra River

MUNICIPAL

Luis Suárez, ante Colo Colo
La Academia, como se le conoce a Deportivo Municipal, era uno de los grandes protagonistas del fútbol peruano a mediados del siglo pasado. No era raro que muchos de sus jugadores participaran de la selección o que compitieran palmo a palmo hasta el final de los torneos amateurs. De hecho, fueron campeones en 1938, 1940 y 1943. Con estos laureles, más el subcampeonato alcanzado en 1947, fueron invitados a participar del torneo en Santiago. El equipo limeño estaba lleno de figuras: Luis Suárez, arquero que descolló en el torneo, los hermanos Constantino y Enrique Perales, Juan CEli, Segundo Titina Castillo, Alberto Loret de Mola, quien jugó en Argentina, y la delantera conformada por Los Tres Gatitos: el goleador Máximo Mosquera, Luis Caricho Guzmán y la estrella Roberto Tito Drago. Además, para este evento fueron incorporados cuatro refuerzos: Germán Colunga y Gilberto Torres provenientes de Universitario, y Marcial Hurtado y Valeriano López de Sport Boys. El entrenador era Juan el Mago Valdivieso, ebanista, arquero peruano en Uruguay 1930, eximio atajador de penales y futuro entrenador de la selección de su país. El desempeño en el torneo fue excepcional. A pesar de perder los primeros tres encuentros ante las potencias continentales (Vasco, River y Nacional), se dieron el gusto de vencer con autoridad a Colo Colo (en día bisiesto), Emelec y Litoral de Bolivia, alcanzando el cuarto puesto. De acuerdo a las crónicas de la época,el juego de Municipal era excesivamente lírico, representando la esencia del fútbol peruano a lo largo de su historia: pases, fineza en los traslados, elegancia, pero poca profundidad, pecado que le privó de obtener mejores resultados en sus primeros duelos. Sin embargo, con rivales de menor jerarquía, supo demostrar su calidad y alcanzar un lugar de privilegio. A pesar de esta gran experiencia, y de campeonar en su liga al año siguiente, el equipo de Municipal nunca pudo consolidad esta grandeza que avizoraba por estos años. Actualmente deambula en la segunda categoría, añorando tiempos pasados.


Equipo de Municipal en su visita al Palacio de la Moneda


RIVER PLATE

La Máquina. No necesita muchas más presentaciones. Desde 1941 a 1947, nunca abandonaron los primeros puestos de su liga, campeonando en 1941, 1942, 1945 y 1947. Bajo el mando de Renato Cesarini, primero, y de José María Minella después, este equipo de River marcó toda una época en el fútbol a nivel sudamericano. Con un carácter netamente ofensivo, privilegiando el espectáculo, ese equipo de River contaba con una delantera maravillosa: Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Loustau. Para el torneo en Santiago, mantenían a todos salvo a Pedernera que estaba en Huracán. Sin embargo, el reemplazante en la oncena del Frentudo era una joya en potencia: Alfredo Di Stéfano. Pero la jerarquía del equipo no residía solamente en ellos, y otras estrellas formaban parte del plantel que viajó a Chile: Héctor Grissetti, Amadeo Carrizo, Ricardo Vaghi, Norberto Yácono, Néstor Raúl Rossi, José Ramos y Hugo Reyes. La mayoría era base del seleccionado argentino que venía ser campeón en el Sudamericano de Ecuador y en el de Buenos Aires, en 1946. Es más, tanto Muñoz como Loustau formaron parte del campeonato alcanzado en 1945, en las mismas canchas chilenas. El comienzo en el torneo fue auspicioso  contundentes triunfos ante Emelec y Municipal, con Hugo Reyes como figura. Sin embargo, en el esperado duelo ante Nacional de Uruguay, el cachetazo fue fuerte. Un 0-3 en contra lo obligaba a ganar todo lo que venía para quedarse con el certamen. El 5-1 ante Litoral, con gran actuación de Di Stéfano, permitía la ilusión del campeonato. A pesar de estar tres puntos por debajo de Vasco da Gama, solo necesitaba ganar los dos partidos, ya que a los cariocas solo les restaba un duelo, precisamente ante los argentinos. Así, el 12 de Marzo de 1948, con Valentini como árbitro, se esperaba el duelo de los dos mejores equipos del continente, La Máquina vs. El Expreso. A pesar de la gran convergencia de estrellas en el Estadio Nacional, las vallas se mantuvieron invictas, proclamando al equipo brasileño como campeón. De esta manera, el último duelo del certamen no definía al campeón, pero no por eso dejaría de ser menos atractivo. En un duelo parejo, solo un tanto de Alfredo Di Stéfano desniveló el marcador en favor de River, dejando con las ganas al local Colo Colo. River sería subcampeón de ese año en su liga, y solo en 1952 pudo volver a gritar campoeón, esta vez de la mano de La Maquinita. La historia posterior es conocida por todos, siendo el equipo de la Banda Sangre uno de los animadores del concierto futbolístico sudamericano.

El estelar equipo argentino

VASCO DA GAMA

Vasco da Gama, o Expresso da vitoria, el equipo sensación que logró ser el primer campeón de América. Vasco era un de los animadores del campeonato carioca, peleando siempre el cetro de monarca con los poderosos Fluminense y Flamengo. A mediados de los cuarenta, luego de un periodo de sequía del club, se hace con los servicios del reconocido entrenador uruguayo Ondino Viera, que había sido campeón en Argentina, Uruguay y Brasil, con el propio Fluminense. De esta manera, se inicia la época dorada, obteniendo luego el campeonato carioca de 1945 y de 1947. En este último, el técnico ya era el afamado Flavio Costa., ex entrenador de Flamengo (con el que obtuvo 4 campeonatos cariocas) y vigente seleccionador de la canarinha. Con estos antecedentes, el equipo carioca fue invitado al certamen, dado su carácter de ganador del torneo más importante que se desarrollaba en tierras brasileñas. El plantel que iría a Santiago derrochaba jerarquía. De hecho, gran parte del equipo sería el que presentaría la selección brasileña dos años más adelante, en el mundial que organizarían. Al arco estaba el mítico Moacir Barbosa, sindicado por varios como el culpable de la derrota brasileña en el Maracanazo. En la defensa, Augusto da Silva y en el medio Ely do Amparo con Danilo Alvim. La línea ofensiva era de temer: Djalma, Maneca, Friaça, Ismael y Chico Aramburu. Otros elementos igualmente brillaron: Jorge, Wilson, Lelé, Rafanelli y Dimas. Mención aparte a quien solo jugó un encuentro en el torneo, el goleador de Brasil 1950, Ademir, quien recientemente se había reincorporado al club luego de un paso por Fluminense. Con este tumulto de estrellas, no era una locura que ganaran el campeonato. Y lo hicieron lujosamente. Triunfos ante Litoral, Nacional, Municipal y Emelec, más un empate ante Colo Colo lo dejaban a las puertas de la gloria. Solo bastaba no perder ante River para asegurar el cetro (en caso de perder, si River empataba con Colo Colo, compartirían con el equipo argentino el título de campeón). En un partido sumamente trabado y áspero, Vasco logró su objetivo y tuvo el honor de coronarse como el primer equipo campeón de un torneo sudamericano.



Como hemos visto, el torneo desarrollado en Santiago no deja de tener importancia. A mediados de los noventa, la Confederación Sudamericana de Fútbol certificó que este era un torneo oficial, con lo cual Vasco da Gama pudo participar de la extinta Supercopa Sudamericana, reservada solo a los campeones de la Copa Libertadores de América.

El flamante campeón

La semilla que se creó aquel año sirvió para que madurara la idea en los años cincuenta y se creara en 1960 la primera Copa Libertadores. Además, el nombre del torneo realizado en Chile, sirvió de inspiración para bautizar al máximo torneo de clubes a nivel europeo, la Copa de Clubes Campeones Europeos, actual UEFA Champions League.

Durante un mes, pulularon por Santiago un desfile de monstruos que raramente se puedan repetir alguna vez, solo comparable con el Mundial organizado 14 años más adelante. Alfredo Di Stéfano, José Manuel Moreno, Néstor Raúl Rossi, Amadeo Carrizo, Schubbert Gambetta, Eusebio Tejera, Walter Gómez, Roberto Capparelli, Roberto Drago, Germán Colunga, Enrique Álvarez, Jose María Jiménez, Ademir, Friaça, Barbosa, Maneca, Chico Aramburu, Francisco Hormazábal, Manuel Machuca, Raimundo Infante, entre muchos otros, engalanaron el Estadio Nacional, siempre con marcos atiborrados de gente deseosa de buen fútbol. Tan importante era el evento que los presidentes de Chile y Argentina, Gabriel González Videla y Juan Domingo Perón, respectivamente, se hiceron presentes en la premiación, galardonando al Expresso da vitoria, el ya inmortal Vasco da Gama de 1948. En Brasil en tanto, los campeones fueron recibidos como hérores, y se titulaba en la prensa "La Máquina fue Vasco".



Por Luis Armandoski

*Gran parte del archivo gráfico fue extraído de www.loslocosdesiempre.com
Información libro "De David a Chamaco", de Edgardo Marín y Julio Salviat
Revista Estadio
Diario La Crónica