viernes, 27 de septiembre de 2013

No volvieron más a un Mundial: Gales

Gales es una de las selecciones que empezó con el cuento del fútbol en el mundo. Disputó su primer partido internacional hace 137 años, ante Escocia en Glasgow, por lo que, más allá de sus actuaciones recientes, es siempre una selección que merece atención. Nunca tuvo actuaciones sobresalientes: ante Alemania jugó 17 partidos y venció 2, ante Italia 17 partidos y venció en 2, y ante Inglaterra, solo 14 triunfos en 101 encuentros. Pero aun así, se dio el lujo de llegar a un mundial: el de 1958. Luego de derrotar a Israel para clasificar, cometió un destacable cometido en la cita sueca, donde solo el Brasil de Pelé pudo detenerlos en cuartos de final.

El cometido fue más que satisfactorio, y hacía ilusionar a la afición galesa con nuevas actuaciones exitosas. Sin embargo, de ahí en adelante nunca más lograron clasificar a un mundial, a pesar de tener tres opciones clarísimas. Y para culminar la tragedia, tampoco han podido clasificarse a una Eurocopa.

Para Chile 1962, no pudieron contra la selección española en partidos de ida y vuelta. Con una selección compuesta principalmente por jugadores que participaban en la liga inglesa, más unas incorporaciones del Cardiff y del Swansea,  estuvieron cerca de amagar a la España cuya base era el Real Madrid, el mejor equipo por entonces. Cuatro años más adelante tenían una nueva oportunidad, en el grupo con la Unión Soviética, Grecia y Dinamarca. Solo uno clasificaba y el poderío soviético fue arrollador, aunque los galeses comandados por Ivor Allchurch se dieron el gusto de vencerlos en Cardiff. Ganaron todo como local, pero como visita no sumaron ningún punto. No alcanzaron a ilusionarse.

Para 1970, el sorteo fue más complejo aún. Italia, futura subcampeona mundial, y los alemanes del Este. Sin dudas, fue la peor actuación eliminatoria de la selección británica, perdiendo todos los puntos en disputa, incluido un 4-1 en contra en Roma. El tiempo corría y el sorteo no era benevolente con los galeses. 1974 y el grupo lo debía compartir con la siempre poderosa Inglaterra y la Polonia de Lato, futura semifinalista. Ilusiones se hacían luego de empatar en Wembley –con gol de John Toshack- y vencer a los polacos como locales. Tenían la esperanza de ganar en Polonia y clasificar, pero el poderío polaco fue claro y le endosaron un condenatorio 3-0. Chao Alemania. Para Argentina 1978, en tanto, la actuación no sería más honrosa. Escocia y Checoslovaquia –reciente campeón europeo- compartían el grupo. Una brillante victoria ante los checos abría la esperanza, pero la derrota en Cardiff ante los escoceses los dejaba nuevamente con la amargura. Rumbo a España 1982, sin embargo, estarían cerca de concretar el sueño. Con un joven Ian Rush, comenzaron venciendo sus primeros 4 duelos (Islandia, Turquía dos veces y Checoslovaquia). Clasificaban dos y el cupo estaba a la vuelta de la esquina. Empate ante Unión Soviética en Cardiff y comenzaba el titubeo. Perdieron en Praga y tenían la opción de sellar la clasificación ante Islandia como locales. Con dos veces con el resultado en el bolsillo, el empate a dos tantos dejó en entredicho la clasificación. A falta de 3 partidos, la tabla estaba así: Gales 10, URSS 9 y Checoslovaquia 9. La diferencia de gol perjudicaba a los británicos. Triunfo soviético ante los checoslovacos, necesitando un empate ante los galeses para clasificar. Sin embargo, no pensaron en especular y sellaron un claro 3-0. Así, ante el último partido, Checoslovaquia ante Unión Soviética, los galeses soñaban con el triunfo soviético. Y se cumplía, cuando Blokhin anotaba, pero la alegría no duraría mucho y los checoslovacos igualarían, dejando atrás a Gales por diferencia de goles. El empate ante Islandia no cicatrizaba.



Cuatro años más tarde, otra historia que dejó muy en el suelo a los galeses. Con la figura de Ian Rush, más Mark Huges, Alan Davies  y Joey Jones, compartían grupo con España, Escocia e Islandia. El primero clasificaba directamente, mientras el segundo disputaría un repechaje ante Australia. Comenzó mal el camino galés, con derrotas en Islandia y España, para recién revitalizarse con una estrecha victoria ante los islandeses. Estrecha que le pasaría la mano, ya que Escocia lo hacía por un 3-0. Eso no se pensaba luego de que los británicos dieran el golpe, y vencieran como visita a sus vecinos escoceses, y ganaran claramente a los españoles en Wrexham. Restaba recibir a Escocia, y un triunfo aseguraba al menos el repechaje, siempre pensando que España podría golear a necesidad a los islandeses a los días.  Y los dirigidos por el mítico Mike England comenzaban bien, cuando Hughes abría la cuenta y desataba la algarabía galesa. Pasaba el tiempo y el suño estaba ahí, hasta que a diez minutos del final, un penal que aun cobra dudas, permitió que Davie Cooper anotara y le diera el segundo lugar a los escoceses. A los galeses solo les quedaba implorar que España no venciera a Islandia en Sevilla. E Islandia se adelantaba, pero Rincón y Gordillo volvían a sepultar las esperanzas británicas.



Respecto a la clasificación para Italia 90, mejor ni hablar (últimos sin triunfos tras Holanda, Alemania y Finlandia). Y sí hablar del drama que sufrieron rumbo a Estados Unidos 1994, donde un penal sería el decisivo. Con la incorporación de nombres como Gary Speed, Dean Saunders y el joven Ryan Giggs, Gales compartía grupo con Bélgica, Rumania, Checoslovaquia, Chipre e Islas Feroe. Partieron muy feo, con una derrota 5-1 en Bucarest, para reponerse rápidamente con un 6-0 ante la débil Feroe. Así, con triunfos de local y derrotas como vista, avanzaba el grupo, hasta que consiguieron un punto valioso en Ostrava. Los dos cupos tenían cuatro pretendientes, y Gales cedía un poco de terreno al empatar con los checoslovacos en Cardiff. De cara a las última fecha, la tabla estaba así: Bélgica 13, Rumania 13, Gales 12 y Checoslovaquia 12. Así, solo un triunfo ante los rumanos en casa les devolvería un cupo mundialista tras 36 años. Hagi abría la cuenta ara la visita, pero Saunders empataba a los 60’. Y de ahí vendría el drama. Faltaban pocos minutos y penal para Gales. Desde los 11 metros, se veía a los lejos la Estatua de la Libertad. Paul Bodin, defensa del Swindon Twon, asumía la responsabilidad. Ese travesaño, donde fue a dar el balón impulsado por el blondo jugador, sería maldecido una y otra vez en toda Gales. Murió una persona y Raducioiu sellaba no solo la clasificación rumana, sino la última gran oportunidad galesa de  estar en un mundial.





Después de aquello, solo actuaciones mediocres. Penúltimos solo superando a San Marino rumbo a Francia; penúltimos superando a Armenia rumbo a Corea-Japón; penúltimos superando a Azerbaiyán rumbo a Alemania; antepenúltimos superando a Azerbaiyán y Liechtenstein rumbo a Sudáfrica. Y ahora, rumbo a Brasil, prontamente eliminados. Gales, de las selecciones británicas, es lejos la que más se ha demorado en volver a un mundial. De su suerte no podemos compararla con Escocia, pero sí podemos decir que desaprovechó uno y otro clarísimo intento. Desaprovechó a la vez, jugadores que brillaron en Inglaterra como Mark Hughes, Ryan Giggs o Ian Rush. Es muy probable que Gareth Bale, principalmente, y Aaron Ramsey y Craig Bellamy sean incorporados a esta lista, ya que no se ve un futuro promisorio para los dragones. Como consuelo, pueden decir que el último jugador que les anotó en un mundial fue un novel de 17 años: Edson Arantes do Nascimiento.


Luis Armandoski

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