miércoles, 28 de marzo de 2012

1945: Medina hace los goles; Livingstone los evita.


                Hacia 1945, nuestro fútbol ya había transitado una década por el profesionalismo. Era el soporte anímico fundamental para una actividad que buscaba consolidarse internamente, mientras nuestros representativos seguían siendo vapuleados cada vez que un equipo foráneo aparecía como visita. A pesar de esos desafortunados resultados; nuestros dirigentes se lanzaron en 1944 con la idea de organizar, a inicios de 1945, el Campeonato Sudamericano Extraordinario de Fútbol. Así, y mientras en la interna de nuestro balompié se discute a Francisco Platko (seleccionador nacional, de nacionalidad húngara) debido a que sus tácticas no encuentran resultado en la cancha, comienzan a llegar las delegaciones que animarán el torneo. Por primera vez se reunían siete equipos. Colombia reemplazaba a Perú. ¿El debut? Un claro 6-3 sobre Ecuador (el más débil de la pizarra), que no da para ilusiones reales, puesto que las diferencias entre uno y otro eran asombrosas. Las siguientes victorias (ante Bolivia -5-0- y Colombia -2-0-) no responden la pregunta del verdadero nivel de nuestro seleccionado. Los últimos 3 juegos, ante los grandes del Atlántico, servirían para cuantificar la real valía de un equipo que en sus 3 primeros partidos ha convertido 13 goles y tiene en Alcántara, Clavero y Medina sus principales credenciales de ataque (han señalado 10 de los 13 goles). Con el enorme Livingstone en el arco; la selección se apresta a enfrentar a Argentina. Y será Medina (otra vez) quien haga explotar a los 70 mil asistentes al Nacional, cuando a los 2 minutos del primer tiempo señale el uno a cero. La ventaja será sostenida de manera heroica hasta los 68 minutos, cuando el gran “Tucho” Méndez consiga el empate. Al final, un inolvidable empate que abría el apetito de discutir el tercer lugar (e incluso el segundo, o hasta el título, si se daban las combinaciones matemáticas). La penúltima fecha, ante el Uruguay de Máspoli, regala una de las mayores alegrías en la década futbolera: 1-0, con gol de Medina, otra vez. Y a esperar en el cierre a Brasil, con la opción cierta de poder discutir el título, o al menos de igualar a Argentina con 11 puntos. Sin embargo, el gol de Heleno, en el cierre del torneo, dejó a nuestro seleccionado en el tercer lugar, detrás de 2 selecciones que traían delanteras espectaculares: Argentina (Boyé, Méndez, Pontoni, Martino y Lostau) y Brasil (Tesourinha, Zizinho, Heleno, Jair y Ademir).
            Con el tiempo, el Sudamericano Extraordinario de 1945 fue recordado como uno de los mejores en cuanto a técnica demostrada, con 89 goles en 21 partidos, con un Uruguay que empezaba a configurar el equipo que llegaría a la cima del mundial en 1950, con Colombia, que iniciaba su andar por pastos sudamericanos, y por nuestros héroes: Livingstone y Medina; cada uno en lo suyo.
@puertomontt25

Sudamericano de 1941: Estrellas en el Nacional

           La edición de 1941 correspondió a un Campeonato Sudamericano Extraordinario, celebrado en honor del cuarto centenario de la fundación de Santiago. Y para estar a la altura de tan magno acontecimiento, se presentó al continente el Estadio Nacional, impactante escenario inaugurado a fines de 1938, y que se transformaría en un referente para eventos deportivos, políticos y musicales. Cinco equipos se hicieron presentes: Argentina, Uruguay, Perú, Ecuador y los dueños de casa; que presentaban a Máximo Garay como DT. Además, el evento ofrecería una selección de jugadores emblemáticos que darían un espectacular realce al torneo. A saber: “Lolo” Fernández, de Perú; Schubbert Gambetta y Obdulio Varela, de Uruguay; Sergio Livingstone y Raul Toro, de Chile;  y la constelación argentina: Adolfo Pedernera, Enrique García, Antonio Sastre,  Juan Marvezzi (goleador del certamen con 5 tantos), y el inolvidable José Manuel “Charro” Moreno.
            En lo organizacional, nuevamente el torneo transita por la incertidumbre de generar los 2 millones de pesos que cuesta la realización. Incluso una anecdótica colecta en una cena de la Asociación Central y la Federación de Fútbol, alcanza a reunir 65 mil pesos que se ponen a disposición de la organización. Por su parte, la concentración de los seleccionados se vuelve tediosa y se debe recurrir a estrategias poco convencionales (incluso paseos al litoral) para lograr mantener el ánimo intacto en los jugadores.
            El torneo comenzó el 2 de febrero de 1941; y ante cerca de 40 mil personas, el Estadio Nacional sirve de escenario para la primera goleada: 5-0 sobre Ecuador (Sorrel -2-, Toro, Arancibia y Contreras). La actuación entusiasma, y motiva un lleno siete días después, para dar cuenta de Perú por 1-0. La explicación de tan macizas actuaciones se resume en 3 nombres: Livingstone, Roa y Vidal, quienes se convierten en soportes de una ilusión que alcanza incluso, para creer en un triple empate en el primer lugar, si se le gana a Argentina en el cierre del torneo, puesto que Uruguay vence a Chile en la tercera fecha (2-0) y los mismos charrúas caen ante los trasandinos por 1-0. Así, el 4 de marzo de 1941 y ante 70 mil personas (misma cantidad de público que llega al partido ante Uruguay) se juega el mejor partido del campeonato, en el cual el Sapo se consagra a nivel continental (“Livingstone: eminente… el mejor guardapalos del campeonato” rezan unos títulos; “Roa: un monumento; Vidal: a la altura de su compañero…” se lee en otros).
            Finalmente; el torneo se cierra con el triunfo argentino; invicto en 4 juegos, aunque ya no con tanta holgura: sólo 10 goles en 4 encuentros. Chile cerrará el podio, tras los uruguayos; que celebran la organización del campeonato; engrandecida por la majestuosidad del recinto ñuñoíno. En el tema de las platas, también hubo sonrisas; se logró una utilidad de 400 mil pesos que permitieron a la Federación de Football adquirir una casa.
            Se abría así una de las décadas más difíciles en la organización de los Sudamericanos, que aunque verían la aparición de nuevos referentes, y el récord de 7 países participando (1942) sentirían a Europa desangrada por la guerra, primero; y angustiada por la reconstrucción, después. Chile demostraría estar a la altura de los países del Atlántico, en cuanto a ser un dignísimo anfitrión, y se repetiría el gusto rápidamente, en 1945, donde Sergio Livingstone encontraría a su escudero ideal: Desiderio Medina.

@puertomontt25
            

martes, 27 de marzo de 2012

1926: Goles, Triunfos, David y un Manco

El Sudamericano de fútbol regresa a Chile en 1926. Muchas cosas habían cambiado desde la primera vez, en 1920. El fútbol se había posicionado con propiedad en nuestra sociedad, aprovechando 2 fenómenos que sacudirían el panorama desde 1925: El nacimiento de Colo Colo y la visita a Chile del RCD Espanyol, primer visitante europeo que llegaba, con el Divino Zamora incluido, a disputar sendos partidos al país (triunfos de los combinados nacionales por 4-3 y 4-2). Otra novedad sería el cambio de sede, que pasaría desde el Sporting Club de Viña (en 1920) a los míticos Campos Sports de Ñuñoa, donde años más tarde se alzaría el Estadio Nacional. Y si bien se lamentó la ausencia de Brasil en la cita; en su lugar asomaba Paraguay, quien ampliaba el espectro de países participantes en los Sudamericanos (a 6). Finalmente, el torneo sería disputado por Uruguay, Argentina, Bolivia, Chile y los citados guaraníes.
La selección, bajo el mando de José Rosseti, que concentra al equipo por 61 días en El Llano, se aprontaría a mostrar enormes avances en el desarrollo del certamen, merced a la presencia de David Arellano, reconocido como uno de los primeros jugadores.entrenadores, de esos que mandan en la cancha; sin embargo, la figura indiscutible sería Héctor Castro, el "Manco", que había perdido una mano en un accidente, y que luego sería parte del plantel campeón del mundo: el charrúa convertirá 6 de los 17 goles de su equipo, que se alzará con el título de manera invicta.
¿Y Chile? Pasado el susto inicial del debut ante Bolivia, que abre la cuenta tras anotación de Aguilar, reacciona furiosamente hasta configurar un rotundo 7-1, con 4 goles de Arellano. La segunda fecha pondría las cosas en orden (1-3 ante Uruguay, gol de Subiabre). Así, mientras el torneo acumulaba una enorme cantidad de goles (32 en los 5 primeros juegos), nuestro seleccionado veía la posibilidad de discutir el subcampeonato con Argentina, por lo que el partido del 31 de octubre ante los trasandinos, se disputa de manera poco vista en nuestros jugadores: se consigue un heroico empate en un gol, por lo que un triunfo ante Paraguay en el cierre del certamen, permitiría empatar en el segundo lugar con Argentina. Sólo la cantidad de goles en contra de los nacionales (6 frente a 3 de los argentinos), permite diferenciar los guarismos finales; pero nadie repara en eso, queda la satisfacción de logros inéditos para nuestro fútbol: se consiguen  los 2 primeros triunfos a nivel sudamericano -oficial-; se cuenta con el goleador del torneo (Arellano con 7 goles) y se obtiene un -compartido- subcampeonato. En suma, sólo buenas noticias; a las que se sumará el reconocimiento, en diciembre de 1926, por parte de la FIFA hacia la Federación de Football de Chile. A eso se agrega que el torneo marcó un record de 55 goles anotados en 10 juegos (5,5 goles por partido). Además, permitió observar en acción a enormes figuras del fútbol sudamericano (y mundial) como Héctor Scarone, José Nasazzi y el citado Castro en Uruguay o Roberto Cherro y Vaccaro en Argentina.
Por último, los comentarios que venían desde el otro lado de la cordillera muestran grandes diferencias con lo que se decía hace 6 años de nuestra selección: "el eleven actual de Chile ya no es la murga aquella que cumplía sin pena ni gloria su misión de correr la liebre en los partidos y de comer la cola en el cómputo final del campeonato". Sin duda, meritorio. Y habría más. La Gira de Colo Colo, la participación en los juegos olímpicos de Amsterdam y la presentación en el Primer Campeonato Mundial de Fútbol, en Uruguay, mostrarían renovados aires para nuestro balompié.

@puertomontt25

domingo, 25 de marzo de 2012

CAMPEONATO SUDAMERICANO DE 1920: LA PRIMERA VEZ EN CASA


                El debut de Chile en materia de organizar un Campeonato Sudamericano, estuvo rodeado de muchos detalles anecdóticos, muy propio de un país que por esos días miraba desde abajo el progreso de los vecinos rioplatenses. La primera gran novedad es la contratación de Juan Carlos Bertone, entrenador uruguayo, quien fuera traído por la Asociación de Football de Chile con la misión de abandonar el último lugar, “privilegio” exclusivo de la Selección en los 3 torneos precedentes. La otra gran novedad es que al no contar Santiago con un recinto de categoría para albergar el torneo, se recurre al Valparaíso Sporting Club de Viña del Mar como sede del cuadrangular subcontinental. ¿Otras “perlitas”? El financiamiento del torneo se logra con el apoyo de la población, ya que de los $260.000 necesarios, el Estado sólo aporta con $100.000, viéndose obligado el Comercio de la zona y el público en general a solventar los recursos faltantes. ¿Más? La delegación uruguaya, exige el pago de los viáticos en gramos oro, a fin de asegurar su exclusiva presencia en el Campeonato. Otra novedad la constituye la conformación de la Selección, que recurre en gran parte a jugadores de la –hoy- octava región, principal animador de los Campeonatos Nacionales de la época. Volviendo a Bertone, éste implanta un férreo régimen de preparación, donde aparece por vez primera la palabra concentración, que no es resistida por algunos jugadores; incluso, por llegar tarde a un entrenamiento, son desafectados los jugadores Díaz y Báez; mientras que el mítico Maestro Guerrero señala “El entrenamiento que nos ha hecho el señor Bertone en primer lugar nos ha puesto como pluma para correr, ya ve usted que estoy flaquito”. Sin duda, el ánimo y la expectación eran desbordantes, y la prensa llamaba a los dueños de tiendas y almacenes a cerrar temprano los días de partidos, a fin de asegurar un lleno en el Sporting.
                Sobre los ilustres invitados (Argentina, Brasil y Uruguay), habrá que resaltar la figura de José Piendibene, el “Maestro” uruguayo, proveniente de Peñarol. Brasil, campeón en 1919, sólo mantiene un jugador de ese plantel, y mostrará en cancha un desorden que se proyecta desde su orgánica institucional. ¿Y Argentina? Trae a insignes como su arquero Tesorieri y a su goleador Libonatti.
                El desarrollo del torneo, disputado entre el 11 de septiembre y el 3 de octubre, estará marcado por la gran presencia de público. Se registran cerca de 94 mil personas en las seis jornadas del campeonato. El debut de Chile es ante Brasil, y se cae ajustadamente por 0-1. Sin duda, un valioso score, considerando que en los dos torneos anteriores, nuestra selección había cosechado once goles en contra ante los brasileños. Nace también el concepto del “triunfo moral” puesto que la exclusiva conquista del partido nace de un error de Unzaga, quien trata de ceder el balón al arquero (Guerrero); sin embargo, su intento termina en un desafortunado autogol.
Mientras, en el partido con más público del campeonato (20.000 aprox.), uruguayos y argentinos igualan en un tanto. Pero la gran sorpresa vendría para Chile en su segundo juego, ante Argentina. Un gran empate 1-1, con gol anulado incluido –en favor de Chile- instala la decepción en la parcialidad chilena, que carga todas las culpas en el juez Di María, brasileño. En la cuarta fecha, Uruguay destroza 6-0 a Brasil y depende de sí mismo para campeonar, precisamente ante Chile, en el cierre del campeonato.
La penúltima fecha confirma a Argentina como potencia regional, al vencer 2-0 a Brasil, relegándolo al tercer lugar. Chile cerrará su participación en el Sudamericano cayendo 1-2 ante Uruguay, que se queda con el título. El gol de Bolados no bastará ante la eficacia charrúa, que cuenta en Ángel Romano a otra figura de excepción, que por esos tiempos ya jugaba en Boca Juniors de Argentina y que fue uno de los referentes de la selección, incluso a nivel olímpico.
Las conclusiones del torneo para Chile son realistas: desde Argentina se pregona que el fútbol mostrado por los nacionales era el demostrado en Buenos Aires hace 10 años o más, abusando del uso del cuerpo. Bertone, por su parte, es alzado como un gran estratega, y se le ofrecen las comodidades necesarias para proyectar su cargo como Instructor, Director y Asesor de la Asociación de Football. Las arcas también sonríen, con un superávit de más de $3.300. En lo netamente estadístico, se habían recortado las vergonzosas diferencias de torneos pasados, y quedaba la sensación de que se avanzaba, aunque habría que esperar 6 años más, en un nuevo torneo organizado en casa, para lograr el primer triunfo en un Sudamericano.

sábado, 10 de marzo de 2012

Criciuma 1992: el primer equipo de Segunda División en Copa Libertadores

El Criciuma Esporte Clube es uno de los animadores del Campeonato Catarinense, torneo estadual del distrito de Santa Catarina, al sur de Brasil. Fundado en 1947, el Criciuma se tituló 5 veces en este campeonato hasta 1991, opacado en cierta forma por el poderío de Joinville, Figueirense y Avaí, los poderosos catarinenses. En el campeonato brasileño de primera división, en tanto, sólo había participado en 4 ediciones, con un meritorio sexto lugar en 1987. Este pequeño equipo brasileño, desconocido para muchos, tuvo que disputar la segunda categoría a partir de 1989, sin grandes resultados. Esto hasta que vino la etapa gloriosa del club, iniciándose en la novel Copa de Brasil. Inaugurada en 1989, el Tigre, como es conocido el equipo, participó por primera vez al año siguiente, donde sorpresivamente llegó a semifinales, siendo eliminados por Goiás. Sin embargo, el torneo de 1991 sería el de su consagración. De la mano de Felipao, Luiz Felipe Scolari, eliminó seguidamente a Ubiratan, Atlético Mineiro, Goiás y Remo, para llegar a la mismísima final ante el poderoso Gremio de Porto Alegre. El, en ese momento, bicampeón catarinense, debió disputar la ida en el campo de Gremio, obteniendo un valioso empate a un tanto gracias al gol de Vilmar. La igualdad en blanco en el Heriberto Hulse de Criciuma el 02 de Junio, le dio más valor a ese tanto en Porto Alegre lo que se tradujo en el título más importante para este pequeño club. Además, el premio y el orgullo de representar a Brasil en la próxima edición de la Copa Libertadores, transformándose el Criciuma, en el primer equipo en disputar el torneo sin pertenecer a la primera división. En su campaña en la Serie B, en tanto, culminó en el lugar 35.



Con la ciudad revolucionada, Criciuma se aprontaba para su primera experiencia internacional. Disputaría el grupo ante Sao Paulo, campeón de la Serie A, y los bolivianos de San José y Bolívar. En el banco, Levir Culpi volvía al club para suceder a Felipao que partía a Medio Oriente. En el plantel, en tanto, las piezas no diferían mucho del año anterior. Alexandre en el pórtico; Sarandí, Vilmar, Altair e Itá en la clásica línea de cuatro brasileña; Gelson, Roberto Cavalo y Grizzo en el mediocampo, para dejar en el ataque a Soares, Jairo Lenzi y la figura Venderlei Mior. Debutaría ante el campeón brasileño el 6 de Marzo, en el Heriberto Hulse. Contra todo pronóstico, el Tigre le dio un toque a Sao Paulo, obteniendo un histórico 3-0 en su presentación internacional, con tantos de Jairo Lenzi, Gelson y Adilson.



Luego vendría el periplo boliviano, donde rescataría otros buenos resultados. En Oruro vencería por 1-2 a San José, gracias a las conquistas de Gelson y Jairo Lenzi. Tres días después, conseguiría un valioso empate en un tanto ante el Bolívar en La Paz. Jairo Lenzi anotaba por tercer partido consecutivo, esta vez con una gran definición. Luego, el 1 de Abril era el turno de visitar a Sao Paulo en su recinto, haciendo gala éste de su jerarquía humillando por 4-0 a Criciuma, con gran actuación de Raí y Müller. No obstante, esta derrota no amilanó al equipo y pudo vencer con autoridad en su ciudad a los equipos bolivianos. Primero, ante San José (que había rescatado un empate en Sao Paulo), cuajó una noche soñada, goleando por 5-0, con anotaciones de Jairo Lenzi, Everaldo (2), Emerson y Adilon Gomes. A la semana siguiente, venció ajustadamente al Bolívar por 2-1, con goles de Roberto Cavalo y Grizzo, para sellar una primera fase de ensueño, quedándose con la punta del grupo.



En octavos de final se mediría ante el Sporting Cristal, uno de los grandes de Perú. El partido de ida, jugado en Lima, confirmó el buen juego del Tigre. Logró un histórico 1-2, gracias a los tantos de Everaldo y Jairo Lenzi. La vuelta, en Criciuma, fue triunfo por 3-2, con anotaciones de Vilson, Gelson y Everaldo. Con puntaje perfecto, el equipo seguía haciendo historia avanzando a cuartos de final. Como Sao Paulo también lo hizo, debieron medirse nuevamente en esa instancia. En una llave sumamente pareja, la suerte fue paulista. En la ida, jugada en Morumbí, el triunfo fue local debido al solitario gol de Macedo. En la vuelta jugada el 20 de Mayo, el empate a un gol, con tantos de Soares y Raí, le dio el pase a los dirigidos por Telé Santana. Un remate en el último suspiro de Roberto Cavalo en el travesaño de Zetti ahogó las esperanzas del Tigre. Sin embargo, la asistencia criciumense supo reconocer la valía y el esfuerzo de sus jugadores, despidiendo de pie a su equipo. El equipo de Santana, en tanto, se abría paso para lo que sería su primera Copa Libertadores, revalidada un año más tarde.



Posterior a esta experiencia, el mismo año Criciuma logró el ascenso a primera división, donde se mantuvo hasta 1997. Retornó en el 2003, para volver a descender al año siguiente. Luego, nunca volvería a la máxima categoría, incluyendo pasos por la tercera categoría brasileña. En la Copa de Brasil tampoco pudo revalidar laureles y nunca más volvería a una competición internacional. Sólo pudo obtener alegrías a nivel estadual, obteniendo los campeonatos de 1993, 1995, 1998 y 2005. Actualmente, el aurinegro, similar a los colores de Peñarol,  milita en la segunda categoría del balompié brasileño, buscando volver a las alegrías de los noventa.

Por Luis A.

Colón de Santa Fe en Copa Libertadores 1998

Colón de Santa Fe fue fundado en 1905 y nunca ha logrado titularse campeón en la primera división. Carga con ese estigma junto a otros como Gimnasia y Platense, a pesar de poseer históricamente una destacada gama de jugadores en sus equipos. Luego de un periplo por el Nacional B, el conjunto Sabalero cuajaría una gran actuación en el segundo lustro en la década noventera. Así es como fue escolta del River en el Clausura 1997, lo que le valió la oportunidad de disputar ante Independiente (subcampeón del Apertura 96) el segundo cupo para la Copa Libertadores de 1998. Antes del partido de definición, Colón tuvo su primera experiencia internacional en la Copa Conmebol de 1997, donde sorpresivamente eliminó a Universidad de Chile, para caer ante el campeón vigente Lanús en semifinales. Es así como llegó al gran partido el 03 de Diciembre en cancha de los mismos granates. En un partido muy friccionado y duro, Colón logró la victoria tras una gran jugada del ‘Bichi’ Fuertes y la definición del uruguayo Marcelo Saralegui. Con esto, se desataba la algarabía santafesina, con invasión al Obelisco incluida y la amargura de Independiente.
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El equipo de Colón, conducido por Francisco Ferraro primero, y por Daniel Córdoba después, tenía el privilegio de contar con un real equipazo. Leo Díaz, Hugo Ibarra, Luis Medero, Diego Castagno Suárez, Rodolfo Aquino, Marcelo Saralegui, Cristian Castillo y Esteban Fuertes eran sólo alguno de sus principales nombres. Con esta base, el Sabalero lograría hacer historia para Santa Fe en la Copa. Debutó el 04 de Marzo como locales en el Brigadier López ante el River de Ramón, Enzo, Salas y Sorín, entre muchos otros. Celso Ayala y Marcelo Escudero le dieron una ‘cordial’ bienvenida a Santa Fe, mientras que Sorín se les sumó, pero sin comillas. Así se decretó el 1-2 del debut. Luego debería recibir a los peruanos de Sporting Cristal (último finalista) y Alianza Lima. Ante los primeros conseguiría su debut triunfal en la Copa, gracias al solitario tanto de Nelson Agoglia en la agonía del encuentro. Una semana más tarde, Gustavo Sandoval conquistaría la anotación para repetir la dosis, esta vez ante Alianza, y otra vez sobre el final. Con 6 sobre 9 puntos, Colón necesitaba rescatar algo como visita si pretendía acceder de ronda. No comenzaría de la mejor manera, ya que River no tendría piedad en el Monumental, venciéndolos por 4-1 (Saralegui había empatado). Abril sería el mes de la expedición a Perú, donde comenzó con una derrota por la mínima ante Alianza Lima, en un clima eminentemente hostil, de esos que sólo se ven en esta competición. Siete días después sería el turno de visitar a Sporting Cristal. Una derrota los dejaba en el camino, pero el golazo de Sandoval a los 71’ calmaba los ánimos. El empate de Soto, a los 85’, sin embargo ponía angustia a los minutos finales. Para fortuna sabalera, el marcador se mantuvo igualado, alcanzando la histórica clasificación a octavos de final.



En la ronda de los 16 mejores, hablar de Olimpia son palabras mayores. Una eliminación digna no podría ser mal vista por el concierto internacional. Sin embargo, el ímpetu santafesino pudo más. Jugaron el partido de ida el 23 de Abril en Santa Fe, en un verdadero espectáculo. Abrió la cuenta el eterno ‘Bichi’ Fuertes a los 30’, aumentando el mismo delantero a los 34’. Tras el descanso, a los 55’, Mozón descontó, y a los 62’, Aquino estiraba las cifras para el equipo local. Caballero a los 82’ terminó por estructurar el 3-2, dejando abierta la llave para el partido de revancha. Este se disputaría siete días después, donde sólo un gol de Monzón rompió el cero. Luego, en una definición por penales nefasta (se fallaron 6 de 9 lanzamientos), los aciertos de Unali y Aquino más la espectacular actuación del arquero Burtovoy le dieron a Colón una alegría indescriptible para su pequeña y gran historia.



Debido al reglamento que obligaba enfrentar a dos equipos del mismo país si los hubiere en cuartos de final, Colón debía medirse nuevamente ante River Plate. El partido de ida se jugó el 20 de Mayo en el Monumental, donde Pablo Aimar abrió el marcador a los 17’. Marcelo Saralegui silenció a la parcialidad millonaria a los 33’ cuando consiguió el sorpresivo embargo. Sin embargo, a los 44’, el colombiano Juan Pablo Ángel estructuró el 2-1 definitivo. El resultado era esperanzador para el equipo santafesino, y se tenían confianza para dar vuelta el resultado en el Cementerio de Elefantes. En un estadio colmado, el gol de Fuertes en la media hora hizo estallar de algarabía al público. Con esto, forzaban los penales y se ponían a un gol del sueño llamado semifinales. Sin embargo, la jerarquía de equipo y jugadores de River Plate pudo más, y con goles de Berizzo, Ángel y Sorín, pusieron fin a cualquier esperanza de Colón. El equipo millonario posteriormente sería eliminado por Vasco da Gama en semifinales, mientras la hinchada sabalera no paraba de aplaudir la actuación histórica de su equipo. A partir de ese momento, Colón ha combinado buenas y malas actuaciones en primera, siempre quedando al debe con el objetivo del título. Han tenido una que otra participación internacional sin mucha trascendencia. Sin embargo, saben en Santa Fe que tienen el honor de ser el único de esa zona en lides internacionales, elemento que sacan reflotar a menudo.



Para concluir, la campaña de ese Colón 1998 dejó un sinfín de historias. Una de aquellas las rescata el Diario El Litoral sobre el Profe Córdoba: “el partido contra Alianza Lima, cuando al profe se le ocurrió reconocer el estadio el día anterior. Fueron a la tardecita, para que al anochecer se prendieran las luces para probar cómo estaba esa iluminación. Las luces jamás se prendieron, pero el profe no se resignó. La cancha estaba ubicada en un pozo, y Córdoba — ¿de dónde los habrá sacado?— consiguió que dos o tres coches ingresaran por una explanada y se ubicaran en la parte superior de una de las tribunas, iluminando hacia el campo de juego. Así, casi en penumbras, continuó con el entrenamiento. Cosas propias de la Libertadores, que por haber nacido y crecido en Estudiantes, el profe se las conocía de memoria”. También se destaca la pasión de la hinchada sabalera, los infiernos de Lima, la actuación de Burtovoy en Asunción, el penal errado del ‘Loco’ González, entre muchas otras historias.

Por Luis A.

Fotos extraídas de:

viernes, 9 de marzo de 2012

Emelec semifinalista en Copa Libertadores 1995

El Emelec es uno de los grandes de Ecuador. Junto con Barcelona, son los principales equipos de Guayaquil, ciudad eminentemente futbolera. Sin embargo, a pesar de su poderío en la liga local, el Ballet Azul, como es conocido el Emelec, nunca pudo lograr una actuación sobresaliente en el campo internacional. Este equipo fue uno de los siete que inauguraron oficialmente el fútbol de clubes a nivel sudamericano, participando en la Copa de Campeones de 1948, desarrollada en Santiago. En aquel torneo, solamente obtuvo un punto, en el debut del certamen ante el anfitrión Colo Colo. Luego de aquella aventura, sólo fueron destacadas sus actuaciones en la Copa Libertadores de 1968 y 1990, eso hasta llegar a 1995.



El Expreso Azul obtuvo el campeonato de primera división en 1994, con la gran actuación goleadora de Eduardo ‘el Tanque’ Hurtado. El empate ante Aucas el 11 de Diciembre lo consagraba por octava vez. De esta forma, adquiría los boletos para participar en su décimo primera Copa Libertadores, junto con El Nacional de Quito. Bajo la dirección técnica del uruguayo Juan Ramón Silva, y jugadores como Iván Hurtado, Augusto Porozo, Luis Capurro, Máximo Tenorio, y el argentino Antonio Vidal González, además del goleador Hurtado, Emelec se aprontaba con objetivos importantes para esta nueva edición de la Copa. Debutarían en el George Capwell ante sus compatriotas el 22 de Febrero. Empataron a un tanto, anotando Ivo Ron para los guayaquileños. Luego era el turno de recibir a dos potencias brasileñas, como Palmeiras y Gremio. Ante los paulistas, Emelec se vio claramente superado, cayendo por 1-3 (Vidal González). En el Verdao, un tal Roberto Carlos anotó en dos ocasiones. Luego era el turno de recibir a Gremio, logrando un empate a dos goles, con anotaciones de Fajardo y Hurtado. Paulo Nunes y Jardel convirtieron para los de Porto Alegre, en un partido que, sería el apronte para uno de mayor envergadura. Con 2 puntos sobre 9 de local, la tarea de Emelec parecía compleja. Era imperativo vencer en Quito, cuestión que lograron gracias a los tantos de Capurro y Fernández. Con este escenario, Emelec podía perder ambos partidos en Brasil y clasificar, siempre y cuando El Nacional pasara por la misma situación. Y así mismo fue. El Expreso Azul cayó en Sao Paulo 2-1 (Hurtado y 2 tantos de Edmundo para el local) y en Porto Alegre 4-1 (Vidal González). Esto, sumado a las poco decorosas derrotas de El Nacional en Brasil (7-0 y 2-0), le daba el pase a el equipo de Silva para los octavos de final.

En octavos de final se medirían ante Cerro Porteño, que había vencido con bastante autoridad en su grupo compuesto por Olimpia, Caracas y Trujillanos. El equipo de Asunción tenía en su plantel figuras reconocidas tales como Fernández, Gamarra, Struway, Enciso, Cabañas, Ferreira y Torales. El primer encuentro sería en el Modelo, donde Emelec impuso su autoridad con un 2-0 (Verduga y Hurtado). Con la llave abierta, el equipo paraguayo devolvió las gentilezas en La Olla., teniendo que recurrir a los penales. En una definición que se siguió por radio en Guayaquil (el canal de TV que transmitía se fue a negro), los jugadores guayaquileños no fallaron en sus lanzamientos, mientras que escuchaban que Ferreira desviaba el suyo. Con esto, la alegría del equipo eléctrico se extendió dentro de la amargura cerrista.



Ya en cuartos de final, nuevamente la tarea sería difícil. En el camino estaba el Sporting Cristal de Perú que contaba con figuras como Nolberto Solano, Flavio Maestri, Germán Pinillos y Roberto Palacios. El conjunto limeño se había impuesto con comodidad en su grupo (compuesto por Bolívar, Alianza y Wisltermann) y había dejado en el camino en octavos al Caracas venezolano. La ida se jugó en Guayaquil el 26 de Julio, con una gran actuación del equipo guayaquileño. Dos tantos del ‘Tanque’ Hurtado más uno de Vidal González, determinaron el 3-1 ante Cristal (descuento de Asteggiano). A la semana siguiente, en Lima, el empate a un tanto (Tenorio) le dio el histórico paso a semifinales al equipo azul.



En semifinales lo esperaba Gremio, sí el mismo de la primera fase. El conjunto dirigido por Luiz Felipe Scolari contaba con un amplio número de figuras: Paulo Nunes, Jardel, Magno, Dinho, Adilson, Arce, entre otros. El 9 de Agosto se jugaría el partido de ida en Guayaquil, manteniéndose el marcador en blanco. La vuelta, una semana después, se jugaría en el Estadio Olímpico. El dominio de Gremio fue claro, ayudado por el juego especulativo de Emelec. La expulsión de Rehermann por juego brusco facilitó la tarea de Gremio, que al poco rato abrió el marcador a través de Paulo Nunes. A los 40’, Jardel estiraría las cifras, haciendo casi imposible el paso a la final de Emelec. Sumado a los dos goles adentro, otra expulsión, esta vez de Verduga, sentenció la llave y sólo la heroica actuación de los nueve hombres en cancha impidió una humillante goleada. 



Gremio avanzó a la final que ganaría ante Atlético Nacional. Emelec, por su parte, dejó una grata impresión en la Copa, ayudado por la jerarquía indiscutible de sus jugadores, la mayoría de los cuales era número puesto en la selección ecuatoriana en la década de los noventa.


Por Luis A.