Italia
Solo
2 veces los tanos estuvieron fuera de la cita mundialista: en 1930 en Uruguay y
en 1958, en el evento a realizarse en Suecia. Nunca más. Para la cita
escandinava, los italianos fueron incluidos en el Grupo 8, junto con Portugal e
Irlanda del Norte, dos selecciones sin mucha historia, y que por cierto, nunca
habían participado en un mundial. Italia, bicampeona, era clara favorita.
Contaba con la base de la Fiorentina, equipo de moda por esos años, más la
incorporación de algunas figuras sudamericanas, como Miguel Ángel Montuori (ex
Universidad Católica), Juan Schiaffino y Alcides Ghiggia. El grupo se inició
con un empate entre portugueses y norirlandeses en Lisboa, lo que beneficiaba a
los italianos. El 25 de Abril, vencían por la mínima a los británicos, mientras
que estos se tomarían revancha ante los portugueses en Belfast. Sin embargo, el
traspié de los tanos sería la categórica derrota en Lisboa, de 3-0. Toda una
tragedia para los italianos que, pese a ello, aun dependían de si mismos para
clasificar. Más aun cuando vencían por el mismo marcador a los lusos en Milán.
Así, al último partido del grupo llegaban Irlanda del Norte con 3 puntos e
Italia con 4. Los tanos solo necesitaban el empate para clasificar. Ese partido
definitorio sería en Diciembre de 1957, pero ocurrió una curiosidad: el árbitro
húngaro no llegó, y para paliar la contingencia, ambas selecciones jugaron un
amistoso que terminó a dos tantos.
Con
una plantilla compuesta solamente por jugadores que militaban en grandes de
Inglaterra y Escocia, los británicos dieron la gran sorpresa al derrotar por
2-1 a Italia en Belfast, ese 15 de Enero de 1958, donde sí valió. Italia nunca
más volvería a faltar a una cita mundialista mientras que los norirlandeses
solo caerían ante la Francia de Fontaine en los cuartos de final de Suecia
1958. Sin duda, uno de los peores fracasos en la historia del fútbol italiano.
Inglaterra
Los
fracasos de Inglaterra en eliminatorias pueden dividirse en 3. Primero el
quizás más doloroso, rumbo a Alemania Federal 1974. Con el mismo formato de
1958, los ingleses compartían grupo con Polonia y Gales. Sin duda, quizás una
de las mejores selecciones polacas de la historia, con Lato a la cabeza.
Inglaterra contaba con Shilton, Moore, Hughes, Clarke, Peters, dirigidos por el
mítico Alf Ramsey. Todo comenzaba bien, con sendos triunfos ante los galeses, a
la vez que Polonia enredaba puntos en Cardiff. Sin embargo, una dura derrota en
Chorzow le ponía angustia a la clasificación. Para el partido en Wembley,
Inglaterra solo necesitaba ganar. No contaba con la leyenda de Moore y el
primer tiempo finalizaba sin tantos. Empezaba la desesperación, más aun cuando
Domarski adelantaba a los polacos. Clarke igualaba rápidamente y de ahí en más,
el área polaca parecía plaza. Un ataque inglés tras otro, y una salvada
espectacular de los polacos tras otra. El 1-1 se sellaba en el pitazo del belga
Loraux, otorgando a los polacos esa clasificación que aprovecharían con una
gran actuación en Alemania.
Cuatro
años más tarde, una nueva decepción inglesa. Esta vez, sin embargo, fue ante
otro poderoso como la selección italiana. Es más, en el grupo que ambos
compartían con Luxemburgo y Finlandia, solo cedieron puntos entre ellos mismos,
igualando en 10 unidades. El último partido de los británicos sería en Wembley
ante los italianos, necesitando imperiosamente una goleada para tener alguna
chance. Esto porque a los italianos aun le restaba recibir a la selección de
Luexemburgo. El 2-0 de Keegan y Brooking fue gratificante, pero infructuoso
para soñar con el mundial en Argentina. Inglaterra quedaba 2 puntos por sobre
los italianos, pero con la misma diferencia de gol. Los tanos ganaron
cómodamente a Luxemburgo por 3-0 y dejaban a Inglaterra por segunda vez
consecutiva fuera del mundial. Sin embargo, los ingleses volverían a Argentina,
a la fuerza unos años después.
La
última decepción inglesa fue rumbo a Estados Unidos 1994. Compartió un grupo
duro con Holanda, Noruega, Polonia, Turquía y San Marino. Es decir, una de las
mejores Holanda y Noruega de todos los tiempos. La selección británica se
basaba en Platt, Ince, Adams, Walker, Sharpe, Palmer, Pallister y Gascoigne.
Nada del otro mundo, adiestrados por Graham Taylor. Enfrente tuvo a figuras
como Rekdal, Bergkamp, Koeman, los De Boer, Rijkaard, Warzycha, Mykland.
Noruega tuvo un arranque infernal, con un empate en Wembley incluido, y selló
prontamente su clasificación. Holanda e Inglaterra tuvieron vacilaciones, pero
la lucha por el segundo cupo se zanjó en Rotterdam, cuando la naranja venció
por 2-0 a los ingleses. Luego, los británicos golearon a San Marino (donde
encajaron un gol a los 7 segundos), y soñaban que Polonia venciera a los
holandeses, pero esto no estaría ni cerca de concretarse y quedaban fuera de un
Mundial tras 16 años. Desde ahí, los ingleses han dicho presente en todas las
ediciones.
México
Quizás
no es un grande a nivel mundial, pero su poderío en la Confederación
Centroamericana hace que su nombre sea siempre el claro favorito para jugar
todos los Mundiales. Luego de participar casi ininterrumpidamente en los
mundiales anteriores, México arrancó de buena forma su camino a Alemania 1974.
Apabulló en la primera ronda a sus vecinos de Estados Unidos y Canadá. Contaba
con el gran Enrique Borja en su equipo, entre otros destacados. Sin embargo, en
el hexagonal final no estuvieron a la altura. Resignaron puntos ante Guatemala
y Honduras, al tiempo que Haití ganaba todo. La goleada por 8-0 ante Antillas
Holandesas solo fue un espejismo, ya que días después Trinidad y Tobago los
abofeteaba con un estrepitoso 4-0. Ese resultado clasificaba a Haití y dejaba a
los mexicanos sin mundial.
Para
1982, la situación fue parecida, salvo que esta vez era 2 los cupos en disputa.
Con Hugo Sánchez como estandarte, los mexicanos consiguieron uno de los dos
cupos en el triangular inicial, con su rivales del norte. Así, obtenían los
pasajes para el hexagonal, donde debutaron con un esperanzador triunfo por 4-0
ante Cuba (doblete de Hugol). Pero de ahí en más, no volverían al triunfo.
Derrota ante El Salvador del Mágico González y posteriores tristes empates ante
Haití y Canadá. Aun así, les quedaba una chance: vencer a Honduras ya
clasificado en su casa en el último partido.
Las crónicas señalan que los mexicanos en aquel partido se perdieron una
cantidad increíble de goles, y de las formas más espectaculares. Con el
resultado en blanco hasta el final, la alegría fue salvadoreña y los mexicanos
se amargaban una vez más.
Ocho
años después, la selección mexicana nuevamente se vería impedida de clasificar
a la cita mundialista. Pero esta vez fue por líos administrativos luego de
malas inscripciones para un campeonato eliminatorio juvenil, en el suceso
bautizado como Cachirulazo. Costa Rica y Estados Unidos representaron aquella
vez a la CONCACAF, mientras que México no faltaría a un mundial luego de
aquella negra vivencia.
España
No
siempre fue de oro la historia española. Pasaron tiempos tristes, que se ven
reflejados, por ejemplo, en las eliminaciones a algunos mundiales. La primera de sus frustraciones fue en 1954,
cuando un niño determinó que Turquía clasificara a Suiza 1954, luego de empatar
en puntaje y la definición. La diferencia de goles le favorecía, pero no era
considerada. De nada les sirvió la incorporación de Ladislao Kubala. Cuatro
años más tarde, con el propio Kubala, más Ramallets, Suárez, Basora, Di Stéfano
y Gento, se aprontaban para arrasar a Escocia y Suiza. El empate en casa ante
los helvéticos, más la derrota en Glasgow sepultaba las aspiraciones hispanas.
Una nueva frustración en su historia eliminatoria.
Rumbo
a México 1970, la aparición de Pirri y Amancio, entre varios otros, no pudo
hacer mella en el poderío belga, que pudo sobrepasarlos junto con Yugoslavia.
Para la historia quedará una triste derrota ante Finlandia. Finalmente, la
última de sus frustraciones se vería cuatro años más tarde, cuando debió luchar
por un cupo ante la selección yugoslava. Al cabo del triuangular, que
compartían con Grecia, ambos acabaron con 6 puntos. Los goles favorecían a
España, pero eso no era considerado como definición y debieron ir a Frankfurt
para jugar un partido definitorio. Era Febrero de 1974 y el solitario y
tempranero gol de Josip Katalinski determinaba la clasificación balcánica. Los
dirigidos por Kubala sumaban una nueva decepción, que solo amagarían luego de 3
décadas.
Por Luis Armandoski
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